Historia Augusta, traductor Javier Ve- laza, Cátedra, Madrid, 2022, Letras Universales 538, 568 págs. [14 x 21] ISBN:

13-978-8437644479.


Recientemente, los estudiosos del mun- do antiguo disponemos de una nueva tra- ducción al castellano de la Historia Au- gusta, publicada por la editorial Cátedra

en su colección Letras Universales. El presente libro es obra del Dr. Javier Velaza Frías, catedrático de filología latina de la Universitat de Barcelona y decano de su facultad de filología.

La Historia Augusta, cuyo título original en la tradición manuscrita suele ser Vi- tae diversorum principum et tyrannorum a Divo Hadriano usque ad Numerianum a diversis compositae, es una sucesión de biografías imperiales, que a lo largo de sus páginas experimenta con el registro, la estructura y la construcción del relato. En mayor medida, Velaza ha seguido para su traducción el texto establecido por Ernst Hohl en su edición crítica para la Bibliotheca Teubneriana, el más vigente hasta la fecha. Utilizando también la lectura de algunos pasajes de la edición de Les Belles Lettres y propuestas propias o de otros filólogos, estas siempre indicadas en nota al pie.

La presentación del libro nos informa de que la Historia Augusta es el producto cultural más desconcertante de la literatura clásica. Debemos añadir que esta rara avis no tiene ni precedentes ni comparaciones posibles en toda la producción cul- tural de la Antigüedad. La Historia Augusta quiere dar a entender al lector que se trata de una obra colectiva escrita por seis autores diferentes: Elio Esparciano, Julio Capitolino, el senatorial Vulcacio Galicano, Elio Lampridio, Trebelio Polión y Flavio Vopisco, y que estos dedican las biografías que conforman el libro a los emperadores Diocleciano (284-305) y Constantino (306-337), gobernantes del primer tercio del siglo IV.

De acuerdo con su editor y traductor, hoy en día, la datación constantiniana está totalmente superada, y tras los descubrimientos intertextuales entre la Historia Au- gusta y otras obras, el debate entre los académicos se centra en discernir si se trata de una obra redactada a principios del siglo V o a finales del IV, siendo esta segunda


Índice Histórico Español, núm. 137 (2024), ISSN: 0537-3522, e-ISSN: 2339-6989, (p.243-245)

©Antoni Nieva, 2024-CC-BY-ND

REVISTA DE HISTORIA DE ESPAÑA | SPANISH HISTORY MAGAZINE DOI: 10.1344/IHE2024.137.21

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opción la más probable. Del mismo modo, tras los seis ficticios autores de la His- toria Augusta, la opinión generalizada de los expertos es que se esconde un único individuo. Posiblemente, algún miembro del círculo político e intelectual de los Ni- cómacos y los Símmacos, dos familias senatoriales opuestas a Teodosio, emperador en una cronología que concordaría con la datación de finales del IV y principios del

V. En relación con la tendenciosidad de la Historia Augusta, dos teorizaciones se han impuesto entre los estudiosos de la obra: podría ser una obra ideológicamente pagana y, por lo tanto, un panfleto político abiertamente hostil al cristianismo, o bien tratarse de una broma literaria, destinada al consumo interno de un círculo reducido capaz de entender un universo referencial de la obra que se escapa al lector contemporáneo. Además de abordar estas cuestiones, la introducción del libro nos ofrece una perspectiva detallada sobre la composición de la Historia Augusta, su transmisión textual y su recepción literaria en España.

Nos encontramos ante una obra que, aunque a veces es erróneamente categoriza- da como histórica por su nombre de tradición, se trataría de uno de los más impor- tantes exponentes del género biográfico en la Antigüedad. Al principio de la Vida de los tres Gordianos la Historia Augusta se dice heredera del método biográfico suetoniano (p. 355) de las Vitae Caesarum, adscribiéndose así al modelo biográfico temático, aquel definido como alejandrino. La obra cumple con las características formales del género biográfico: relata la vida de una serie de personajes desde su nacimiento hasta su muerte, poniendo énfasis en los acontecimientos de interés público de la vida de estos. Pero la Historia Augusta no cumple con los objetivos fundamentales de la biografía en la Antigüedad: ni pretende elaborar un panegírico propagandístico de sus personajes, ni quiere dar a conocer sus doctrinas, tampoco establecer paradigmas morales ejemplificadores (las dedicatorias así lo presentan, pero de hecho esta es una falsa premisa) y, definitivamente, no quiere dar respuesta a un interés general de los lectores con un texto didáctico. La obra es disfuncional como biografía porque en ningún caso cumple con el mínimo rigor metodológico. Mezcla autores reales con ficticios, ya sean historiadores o literatos, y documenta- ción auténtica con inventada en la confección de su relato.

Pese a esto, se atreve a aleccionar al lector con reiteradas reflexiones sobre cómo llevar a cabo una buena metodología histórica y hace gala de ser un texto objetivo que no rehúye su responsabilidad para con la posteridad. Pero la traslación de la teoría filosófica a la praxis literaria nos revela, una tendencia a la ficcionalización creciente. Con el paso de las páginas, la que era una obra con evidentes carencias como compendio biográfico o texto histórico, se entrega a los pasajes fantasiosos y al engaño voluntario. La contextualización ofrecida en el propio aparato crítico utili- zado por Velaza así nos lo muestra. Las primeras biografías aportan datos históricos de gran valor, especialmente prosopográficos, mientras que la necesidad del editor de realizar aclaraciones de la índole de “autor ficticio”, “personaje inventado” o “carta ficticia” en las notas al pie incrementa a medida que avanza la narración.

La falsificación de los hechos históricos se suma a las extrañas dedicatorias que los falsos autores hacen a los emperadores Diocleciano y Constantino, así como las distintas interpelaciones que hacen a los mismos a lo largo de las treinta biografías como parte del juego historiográfico de la obra. El propósito principal de estas alu-

siones a los grandes emperadores del Dominado es enmascarar la fecha de composi- ción de la Historia Augusta, como bien indica Velaza en la Introducción (pp. 9-10). Pero estas no desaprovechan la ocasión también para ridiculizar a ambos gobernan- tes con sus menciones. La Historia Augusta se muestra excesivamente servil con Diocleciano (pp. 150, 261 y 521) y abiertamente condescendiente con Constantino (pp. 246, 334, 355, 376, 439 y 532). Especialmente, en la introducción de la Vida de los dos Máximos (p. 334).

Nuestra dependencia de la Historia Augusta como fuente principal para el estu- dio de la historia romana en el siglo III siempre hará de esta obra uno de los clásicos imprescindibles de la literatura de la Antigüedad. Nuestro conocimiento sobre la vida y gobierno de muchos de los emperadores romanos se ve prácticamente reduci- do a la información que nos proporcionan estas páginas, con todas las implicaciones que conlleva tal limitación. Aquellos protagonistas de la Historia Augusta cuyo hori- zonte de saber transgrede la información de la obra, especialmente los emperadores del siglo II, nos confirman lo que todos intuimos. El relato histórico del libro contri- buye, de manera consciente, a la desinformación de sus lectores.

La lectura de la Historia Augusta establece una dialéctica entre el libro y sus lec- tores que se concibe como un juego intelectual cuyas reglas no somos capaces de entender, resistiendo así su enigma al paso del tiempo. La delicadeza científica que nos exige su tratamiento como texto filológico y fuente histórica contrasta con un humor sofisticado que nos lleva a la inevitable incertidumbre de sí sus páginas se ríen con nosotros de la realidad de su contexto o, por el contrario, se ríen de nuestra ignorancia.


Antoni Nieva

GRAT-Universitat de Barcelona

nieva@ub.edu ORCID ID.: 0000-0002-7974-7371