Revista catalana d’història 15 (2022), 196-212
Ecos de un conflicto internacional: la Guerra de las Malvinas en las portadas del Diario Abc
José Manuel López Torán
Universidad de Castilla-La Mancha (España)
josemanuel.lopez@uclm.es
https://orcid.org/0000-0002-8792-1309
Resumen
El presente estudio, construido a partir del análisis de las portadas del diario ABC publicadas entre febrero y julio de 1982, tiene como objetivo principal constatar la fuerte presencia que tuvo la contienda en la prensa del país, al ocupar la primera plana de decenas de números. Gracias al contenido de dichas páginas se ha podido probar la relación entre las informaciones que aporta y la postura oficial que mantuvo España, establecer una serie de patrones y determinar el sentimiento de opinión que ABC proporcionó a sus lectores sobre la guerra de las Malvinas.
Palabras clave: Guerra de las Malvinas, prensa, ABC, patrimonio hemerográfico
Resum
Ressons d’un conflicte internacional: la guerra de les Malvines a les portades del diari ABC
Aquest estudi, construït a partir de l’anàlisi de les portades del diari ABC publicades entre febrer i juliol de 1982, té com a objectiu principal constatar la forta presència que va tenir la contesa a la premsa del país, en ocupar la primera plana de desenes de números. Gràcies al contingut de les pàgines esmentades s’ha pogut provar la relació entre les informacions que aporta i la postura oficial que va mantenir Espanya, establir una sèrie de patrons i determinar el sentiment d’opinió que ABC va proporcionar als seus lectors sobre la guerra de les Malvines.
Paraules clau: Guerra de les Malvines, premsa, ABC, patrimoni hemerogràfic
Abstract
Echoes of an international conflict: the Falklands war through the front pages of the Spanish daily newspaper ABC
The present paper, based on an analysis of the front pages of the Spanish daily ABC published between February and July 1982, aims to verify the strong impact that the war had on the country’s press, as it was included on the front page of dozens of issues. Thanks to the content of these pages, it has been possible to prove the relationship between the information provided and the official position maintained by Spain, to establish a series of patterns and to determine the opinion that ABC provided its readers about the Falklands War.
Keywords: Falklands War, press, ABC, newspaper heritage
§
1. Introducción
Entre abril y junio de 1982 las aguas del Atlántico sur fueron el escenario del conflicto armado librado entre Argentina y Reino Unido por la soberanía de las Malvinas. A pesar de ser una guerra disputada a miles de kilómetros del territorio español, la prensa nacional siguió de cerca todo cuanto acontecía en el teatro de operaciones durante los meses en los que se sucedieron los enfrentamientos. Más allá de los hechos puramente bélicos, las implicaciones que conllevaría para la agenda política de Madrid hicieron inevitable que la atención quedase acaparada por las noticias que llegaban desde aquellas lejanas tierras.
En lo relativo al estudio de este episodio bélico, es conveniente señalar que los aspectos técnicos, tácticos y estratégicos han acaparado la atención dentro del mundo académico. Igualmente, las decisiones tomadas desde Londres y Buenos Aires fueron objeto de concienzudos trabajos que se afanaron por desentrañar las cuestiones menos visibles que llevaron a ambas naciones a verse enfrascadas en aquel fatal desafío.1 En contraste, han quedado descuidados otras tantas cuestiones como, por ejemplo, el análisis de la postura oficial adoptada o de las implicaciones que trajo el conflicto para determinados asuntos de la agenda política.2
1 Aunque la guerra de las Malvinas ha supuesto un tema de estudio en casi constante actualización, en los últimos años han visto la luz interesantes aportaciones a uno y otro lado del Atlántico. Algunas de las publicaciones más destacadas son Tato, M. I. y Dalla Fontana, L. E. (Dirs). (2020). La cuestión Malvinas en la Argentina del siglo XX. Una historia social y cultural. Prohistoria Ediciones, un sugerente recorrido con una horquilla temporal que sobrepasa claramente los límites del conflicto y sitúa la problemática en un espacio amplio. Por su parte, Bijl, N. (2022). The unseen Falklands War. Amberley Publishing; y Ashcroft, M. A. (2021). Falklands War heroes: extraordinary true stories of bravery in the South Atlantic. Biteback Publishing, recurren a perspectivas diferentes, pero ambos plasman el discurso atendiendo a la estructura clásica de buena parte de los trabajos, es decir, en función del propio desarrollo del enfrentamiento y prestando atención a los episodios más destacados del mismo. También relevantes son Lorenz, F. (2012). Las guerras por Malvinas: (1982-2012). Edhasa y Lorenz, F. (2021). Malvinas: Historia, conflicto, perspectiva. SB editorial. Finalmente, es interesante señalar que la prestigiosa editorial Routledge ha recuperado dos obras clásicas, publicadas en los años inmediatamente posteriores al conflicto, que pronto se convirtieron en estudios de referencia en la materia: Coll, A. R. y Arend, A. C. (Eds.). (2021). The Falklands War: lessons for strategy, diplomacy, and international law. Routledge; y Watson, B. W. y Dunn, P. M. (Eds.). (2021). Military lessons of the Falkland Islands war: views from the United States. Routledge.
2 La ausencia de grandes estudios monográficos que aborden el papel que jugó la política exterior española durante el conflicto es un claro síntoma del escaso tratamiento que se le ha proporcionado a dicha cuestión. La tendencia que se ha podido
Este año 2022, en el que se cumplen cuarenta años del conflicto, supone un momento excelente para plantear aproximaciones que nos conduzcan a explorar nuevas vías de análisis, aprovechando, en este caso, las prestaciones que confiere el patrimonio hemerográfico.3 Con esta situación como punto de partida, la presente investigación se ha construido a partir de las informaciones recogidas en las distintas portadas del diario conservador español ABC publicadas en los dos meses y medio de duración de la contienda. Las motivaciones que han llevado al diseño de tal estudio se pueden resumir principalmente en dos. Por un lado, la elección de las portadas ha venido marcada por la brevedad de la información que proporcionan, en comparación con las extensas noticias o editoriales que inundan los rotativos. De este modo, y a sabiendas de que dichas páginas concentran las noticias de mayor interés de cada día, se deseaba conocer qué elementos fueron considerados más relevantes para ser transmitidos a los lectores. Por otro lado, las páginas interiores son las que han nutrido buena parte de los estudios que en fechas anteriores han sido publicados. En este sentido, se pretende huir del análisis de las crónicas, editoriales o artículos de opinión, ya que con mayor frecuencia son analizados en los estudios centrados en la prensa. En consecuencia, se busca ofrecer un enfoque diferente al recurrir a las portadas de los distintos números con el fin de recuperar el discurso que, de manera conjunta, formaron a lo largo del periodo de hostilidades.4 En total, han sido algo más de cincuenta números, publicados entre el 2 de abril y el 6 de julio de 1982, los que han sido objeto de análisis, cifra que se corresponde con la cantidad de portadas que ABC dedicó al conflicto.
En el momento del diseño de las líneas que guiarían el estudio se fijó un doble objetivo. En primer lugar, el deseo de demostrar la relevancia que tuvo tal enfrentamiento en un país ajeno a los litigios como fue España, ya que, su recurrente presencia en las portadas de cerca de medio centenar de números demuestra el interés que suscitaron los acontecimientos que se estaban desarrollando en las aguas del Atlántico sur. Por otro lado, a través de la información consignada en las páginas que han sido objeto de análisis se pretendía determinar el sentimiento de opinión que ABC proporcionó a sus lectores y profundizar en el discurso que mantuvo y que lo singulariza respecto a otros medios.
observar es la de la inclusión del conflicto en los trabajos centrados en el análisis de las relaciones internacionales de España con América Latina, de manera que las Malvinas constituyen una parada más dentro de dicha evolución. Al margen de esos casos, algunas de las contribuciones más destacadas son Barbé, E. (1994). Entre Europa y América Latina: la diplomacia española frente al conflicto de las Malvinas. Estudios Internacionales, 27 (106), 222-251; y Del Arenal, C. (2011). Política exterior de España y relaciones con América Latina: iberoamericanidad, europeización y atlantismo en la política exterior española. Fundación Carolina-Siglo XXI de España, en cuyo capítulo 5 se aborda de manera detallada este asunto.
3 Algunos estudios que incorporaron documentos hemerográficos, hace ya dos décadas, para el estudio del contexto histórico que se plantea son: Escudero, L. (1996). Malvinas. El gran relato. Fuentes y rumores en la información de guerra. Gedisa; Marenghi, P. y Pérez, L. (2003). Prensa española y Dictadura Argentina (1976-1983): la imagen del exilio en ABC, El País y Triunfo. América Latina Hoy, (34), 49-78; y Saborido. J. (2003). Un conflicto incómodo: la prensa española frente a la Guerra de las Malvinas. Anuario Facultad de Ciencias Humanas UNLPam, 5 (5), 147-158. En fechas más recientes se ha publicado García, C. L. (2021). Ecos de la Guerra de las Malvinas en el contencioso hispano-británico por Gibraltar: imágenes cruzadas. En J. L. Neila y P. A. Martínez (Coords.), Imágenes y percepciones: la inserción de España en el mundo actual (pp. 233-250). Sílex, obra que ha devuelto el interés de recurrir a la prensa para el conocimiento del citado suceso.
4 Algunos estudios que han recurrido a estos mismos materiales para el análisis de determinados episodios son: Herranz, J.M. y Sujatovich, L. (2016). Prensa y sensacionalismo en España y Argentina: tragedia y corrupción política, estudio comparativo de portadas de diarios. En C. J. Almuiña, R. Martín, J. V. Pelaz (Dirs.), Sensacionalismo y amarillismo en la historia de la comunicación (pp. 255-272). Fragua; y Moyano, J., Ojeda A. y Sujatovich L. (2019). El nuevo paradigma comercial a comienzos del siglo XX en las portadas de La Prensa y La Nación. En X. López, A. Pena y J. Guillamet (Coords), La revolución tecnológica de la comunicación en perspectiva: historia de los nuevos medios digitales, los nuevos medios en la historia (pp. 488-497).
Con el fin de plasmar de la mejor manera posible el relato que las portadas del citado rotativo proporcionaron sobre la guerra se ha decidido estructurar y construir el discurso de manera cronológica. Así, después de la correspondiente acotación histórica sobre la posición oficial del España y de la prensa nacional durante el conflicto, en las siguientes páginas el lector tendrá la ocasión de comprobar los giros que la narrativa de ABC fue dando al tiempo que los ecos de la batalla resonaban con más fuerza a miles de kilómetros de distancia.
2. España y la prensa nacional en la guerra de las Malvinas
El 2 de abril de 1982 tropas argentinas desembarcaron en el conocido archipiélago atlántico con el fin de recuperar su soberanía, desalojar a las autoridades británicas y establecer una gobernación militar.5 Las reacciones internacionales ante tal precipitado suceso no se hicieron esperar. Por ejemplo, la resolución 502 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, aprobada el 3 de abril, declaraba que existía “un quebrantamiento de la paz en la región de las Islas Malvinas” y, en consecuencia, exigía el cese de las hostilidades y la retirada de “todas las fuerzas argentinas de las islas”.6
Por su parte, la reacción del Gobierno español tampoco se demoró y, el mismo 2 de abril, quedaron definidas las líneas principales que marcarían su postura oficial, en algunos puntos muy distantes a los postulados defendidos desde Naciones Unidas.7 Por un lado, el Ejecutivo mostró oposición al uso de la fuerza y abogaba por alcanzar una solución al conflicto por medio de los cauces diplomáticos, como no podía ser de otra manera. Sin embargo, el aspecto que dotó de un cariz diferenciador a la postura española respecto a la tónica general entre los vecinos europeos, la OTAN y Naciones Unidas fue la apuesta por el “restablecimiento de la integridad territorial argentina”, algo que entraba en conflicto con la tendencia apreciada en el exterior.
A pesar de la rapidez con la que el Gobierno de Calvo Sotelo manifestó los puntos clave de su decisión, lo cierto es que durante el periodo en el que se prolongaron las hostilidades mantuvo un perfil bajo.8 El conflicto atlántico situó al Ejecutivo en una tesitura incómoda a causa de las dificultades o retos diplomáticos que reportaba para la política exterior de la joven democracia. Sin ir más lejos, España tenía compromisos con las dos partes implicadas en el enfrentamiento; con el Reino Unido por su condición de nación europea y con Argentina por sus fuertes vínculos históricos y culturales. Esta embarazosa situación contó, además, con una serie de condicionantes, propios de la dinámica del momento en que se iniciaron las hostilidades, que hicieron el panorama más espinoso todavía.9
5 Bajo las órdenes de la Junta Militar presidida por el general Leopoldo Galtieri y, por medio de una operación anfibia, procedieron a la ocupación de Port Stanley, la principal localidad del archipiélago. Como respuesta, el Gobierno británico presidido por Margaret Thatcher desplegó una rápida fuerza expedicionaria que consiguió, en apenas diez semanas, desalojar a las tropas argentinas y restaurar el orden.
6 Véase el texto completo en el siguiente enlace https://documents-dds-ny.un.org/doc/RESOLUTION/GEN/NR0/436/13/PDF/NR043613.pdf?OpenElement (Consulta: 28-4-2022).
7 De hecho, España fue una de las cuatro abstenciones que hubo en la votación que condujo a la aprobación de la resolución 502. Para profundizar en este aspecto véase Fernández P. A. (1984). La crisis de las Malvinas ante las Naciones Unidas. Revista de Estudios Internacionales, 5 (4), 923-953.
8 C. Del Arenal: op. Cit., p. 190.
9 E. Barbé: op. Cit., pp. 223-224.
En primer lugar, las negociaciones sobre Gibraltar iban a dar comienzo apenas unos días después de que estallara el conflicto.10 El 20 de abril había sido el día elegido para que se reanudaran las conversaciones entre España y Gran Bretaña sobre el futuro del Peñón. Sin embargo, se temía que el inicio del enfrentamiento pudiera acarrear efectos negativos en el acercamiento de posturas que desde Madrid y Londres se empezaba a producir, después de varias décadas de invierno diplomático en torno a dicha cuestión. Sobre este asunto se atrevían a conjeturar los medios y circularon en aquellos días acertadas elucubraciones como, por ejemplo, en La Vanguardia el 7 de abril: “En el Ministerio de Asuntos Exteriores se ha podido detectar un cierto deseo de que la reunión no se celebre hasta que el asunto de las Malvinas haya pasado de su actual etapa de virulencia, ya que podría tener un efecto negativo en la marcha de las negociaciones”.11
Por otro lado, el 30 de mayo de 1982, España se convirtió en el miembro número dieciséis de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, apenas seis semanas después de que se iniciara el conflicto en las Malvinas. Por tanto, en el momento del estallido de las hostilidades los pasos para concluir el proceso se encontraban casi finalizados, por lo que se temía que la postura adoptada pudiera interferir negativamente en el trascurso de las conversaciones.
En tercer lugar, España se encontraba inmersa en pleno proceso de adhesión a la CEE. Al igual que en el caso de la OTAN, las negociaciones se encontraban en marcha en ese momento, por lo que el conflicto en el Atlántico sur volvía a situar a España en una situación complicada. Esto se hizo palpable cuando los diez países de la Comunidad Europea acordaron, a mediados del mes de abril de 1982, un embargo económico a la Argentina de Galtieri, decisión que fue recibida con cierto malestar en Madrid y ante la que, de manera casi obligada, tuvo que manifestarse.
Aunque la perspectiva del tiempo nos permite analizar con mayor precisión hasta qué punto cada una de las causas expuestas pudo incidir en la toma de posición, resulta muy significativo comprobar que estos tres condicionantes ya fueron percibidos en aquel año como claros moldeadores de la estrategia española. Como bien demuestra el siguiente fragmento extraído de El País:
La posición de España ante el conflicto está por definir, sin duda por las dificultades obvias que conlleva hacerlo […]. España está cruzada, y crucificada, de sentimientos en este caso: por un lado, el de ser un país europeo, con su propia tradición colonial, a punto de entrar en la OTAN, deseoso de integrarse en la CEE y aliado casi a ciegas de Estados Unidos. Por otro, Argentina es una nación hermana que mantiene sólidos lazos históricos con nuestro país. Por último, la democracia española abomina de regímenes como el de los militares argentinos, que han devengado
10 Conviene recordar que, desde 1969 la frontera con Gibraltar había permanecido cerrada. Con el fin de la dictadura el acceso permaneció cerrado y no fue hasta la década de 1980 cuando se empezaron a dar los primeros pasos que condujeran a su apertura. Si bien todo parecía estar dispuesto para que tal evento se produjera en la primera de 1982, la irrupción del conflicto armado en las Malvinas dejó paralizadas las conversaciones entre las dos administraciones involucradas. Para un conocimiento más detallado sobre la desconexión del Peñón, las relaciones con el Reino Unido y la repercusión en la prensa se recomienda: Granadino, A. (2021). La transición interna y externa en España vista por el Foreign Office británico (1975-1986). Entre la democratización, el anclaje en Occidente y Gibraltar. Segle XX. Revista catalana d’història, (14), 178-196; Langa-Nuño, C. (2010). A través del espejo: la imagen de los gibraltareños a este lado de la frontera. Historia contemporánea, (41), 391-415 y Sánchez, R. (2010). Desde el otro lado de la verja (los gibraltareños y el bloqueo de Gibraltar en 1969). Historia contemporánea, (41), 373-390.
11 «La reunión de ministros en Cintra es condición para abrir la verja», La Vanguardia, 7 de abril de 1982, p. 3.
miles de exiliados en nuestro propio suelo y que someten a una dictadura feroz e inhumana a sus propios ciudadanos.12
Finalmente, conviene tener en consideración que la primavera de 1982 fue un momento complejo para la política interna española. El proceso de desintegración de UCD seguía su curso de manera imparable y el PSOE, desde la oposición, comenzaba a exhibir públicamente el fuerte músculo electoral que iba adquiriendo. Por tanto, la recomposición del panorama político interno también debemos situarla como uno de los elementos que interfirieron en la respuesta que desde Madrid se dio al conflicto, aunque solo fuera por el coste que una mala maniobra pudiera suponer para el Gobierno.
Si resulta atractivo conocer los elementos que contribuyeron a definir la postura oficial mantenida por España durante el conflicto, no menos interés posee analizar el papel adoptado por la prensa. Al tiempo que los ojos se dirigían hacia el archipiélago en disputa, los rotativos fueron imprimiendo rasgos definitorios fácilmente identificables. Aunque establecer patrones generales siempre conlleva el riesgo de incurrir en conclusiones abiertas o poco definidas, es posible determinar dos fases bien marcadas en lo que respecta al modo en el que la prensa española acercó el conflicto de las Malvinas a sus lectores. Por un lado, durante el primer mes se ha detectado un componente más informativo, aunque no inocente, en el que la intención principal era narrar los hechos que acontecían y el modo en el que se iba desenvolviendo el litigio. Igualmente, en muchas de las referencias que en esos primeros días llegaban a manos de los lectores españoles se mostraban posiciones ambiguas sobre los intereses de uno y otro bando y sobre las implicaciones que habían tenido ambos países a la hora de desencadenar el conflicto armado. En esta línea se manifestaba La Vanguardia el 2 de abril:
Ha vuelto a reavivarse el problema siempre latente de las Malvinas. Pueden tener razón en Londres cuando dicen que la actual crisis se debe el deseo del Gobierno argentino de distraer la atención de su pueblo al haber empeorado la situación interna (en efecto, coincidiendo con el sexto aniversario del golpe de Estado militar, miles de manifestantes se han lanzado a le calle en actitud abiertamente contraria al régimen imperante y como reflejo de un malestar creciente y generalizado en el país). Pero están en lo cierto en Buenos Aires cuando afirman que Gran Bretaña lleva practicando el colonialismo en las Malvinas desde hace siglo y medio […].13
Como se puede observar en estas breves líneas, se señala que han sido las intenciones de la Junta Militar argentina las que han llevado a ambas naciones a verse enfrascadas en la guerra. Sin embargo, no se exime a Gran Bretaña, y al “colonialismo que desde hace siglo y medio” venían practicando sobre el archipiélago, de su correspondiente responsabilidad.
A pesar del juego que mantuvieron durante las primeras semanas del enfrentamiento, a principios de mayo, cuando el conflicto se recrudeció, se inauguró un nueva senda en la forma en la que los rotativos retransmitían el conflicto al público general. Esto se hizo más evidente a partir, por ejemplo, del hundimiento del crucero General Belgrano, puesto que las informaciones sobre las cuantiosas pérdidas humanas corrieron como la pólvora.14 A los datos
12 «Posiciones frente a la guerra de las Malvinas», El País, 1 de mayo de 1982.
13 «Un litigio de larga historia», La Vanguardia, 2 de abril de 1982, p. 16.
14 Para profundizar en el conocimiento de este importante suceso, y de su consolidación como elemento de la memoria colectiva del conflicto, se recomienda Baccaro, P. E. (2012). Fuego 6, 1, 2 el hundimiento del Belgrano: el hecho y la ley de la guerra.
puramente técnicos se le empezaron a sumar entonces juicios con los que quedaba evidente la postura del correspondiente medio ante la guerra. Sin duda, uno de los ejemplos más significativos es el editorial que publicó El País el 5 de mayo, en el que se carga, por una parte, contra la “Junta despótica que gobierna Argentina”, de la que se dice que “han sido valientes en la guerra y la tortura contra las masas civiles desarmadas, pero se muestran torpes frente a un ejército moderno y bien equipado”. No obstante, las mayores críticas las reservan para la Gran Bretaña de Thatcher, sobre la que lanzan fuertes condenas:
[…] Si se piensa que han podido morir a estas alturas casi tantos soldados argentinos como la mitad de habitantes tienen las propias Malvinas, hay motivos más que suficientes para dudar de la honestidad que anima a las decisiones del Gobierno de Londres. Matar cientos de personas para garantizar los derechos de autodeterminación de otros pocos cientos más no parece el más civilizado de los caminos, y recuerda sin esfuerzo a las prácticas del nazismo. Defender la democracia a bombazo limpio, aun si la democracia ha sido agredida violentamente, es una peligrosa experiencia que requiere un basamento ético inencontrable hoy en las declaraciones públicas del Foreign Office. Todo indica que el Reino Unido ha ejercido un castigo desproporcionado e innecesario a sus oponentes, y los crímenes de guerra no se cometen sólo en los campos de concentración […].15
En términos muy similares se mueve ABC y, al igual que muchas de las informaciones que ofrece El País, suele contraponer los intereses enfrentados de los dos países. Sin embargo, se ha podido detectar una menor reticencia a mostrar simpatías por la nación argentina, que no por la Junta Militar que dirige el país. Por ejemplo, el 8 de mayo se recogía que “los motivos políticos de la señora Thatcher no son más honrosos que los del general Galtieri. Pero la nación argentina tiene histórica y geopolíticamente razón”, una de las frecuentes referencias en las que se comparan ambas posiciones.16 En esa misma página, pero en otro texto firmado por Joaquín Calvo-Sotelo, tío del entonces presidente, se mantenía una posición muy similar: “Con razón o sin ella hay que estar del lado de la Argentina […] Argentina nos inspira solo esto: amor. Condicionar este amor o rebajarlo de grados, por discrepancias con los que la gobiernan es, a mi juicio, barata manera de negárselo”.17
Una clara divergencia entre tales medios es el perfil más duro que adoptó este rotativo contra la premier británica. Aunque se tendrá oportunidad de analizar este aspecto con mayor profundidad en el siguiente apartado, se ha considerado preciso adelantar algunas cuestiones que sirven como elementos característicos de esta publicación. Por ejemplo, es algo habitual en el resto de las cabeceras referirse a las posturas británicas de manera impersonal, a través de fórmulas como: el Gobierno de Londres, la Cámara de los Comunes, o simplemente Londres. En contraste, la tónica observada en las páginas de ABC es la de relacionar aquellas decisiones tomadas desde el país europeo directamente con su primera ministra, Margaret Thatcher. Igualmente, no fueron pocas las alusiones que recogieron en sus páginas a la escasa popularidad
Universidad Nacional de Lanús; Gavshon, A. y Rice, D. (1984). El hundimiento del Belgrano, Emece Editores S.A.; y Guber, R. (2008). Crucero ARA ‘General Belgrano’ in Memoriam. Linajes Político-Navales En Las Memorias de Malvinas. Iberoamericana, 8 (30), 7-26.
15 «Maldito el que inventó la guerra», El País, 5 de mayo de 1982.
16 «Europa, Iberoamérica y las Malvinas», ABC Madrid, 8 de mayo de 1982, p. 24.
17 «Con razón o sin ella», ABC Madrid, 8 de mayo de 1982, p. 24.
que tuvo la decisión entre la población británica y entre los socios comunitarios a medida que se iban conociendo más datos de lo que ocurría en las aguas del Atlántico.18
En definitiva, nos encontramos ante una serie de líneas generales que podemos aplicar a las principales cabeceras del país y que marcaron el rumbo de las informaciones que circularon sobre las Malvinas. Una vez expuestas, es el momento de profundizar en los contenidos que llegaron a manos de los lectores a través, como se indicaba al inicio de estas páginas, de las portadas del diario ABC.
3. Las Malvinas en las portadas de ABC
A la vista de la información proporcionada, no hay duda de que los rotativos españoles se perfilaron como un puerto de acceso que permitió a la población aproximarse al lejano conflicto. Si bien la cobertura que proporcionaron viene dada en el conjunto de las diferentes secciones que componen los respectivos números, lo cierto es que las portadas constituyeron un elemento destacado por concentrar aquellas informaciones consideradas de mayor impacto. Además, el estilo empleado en ellas, con un lenguaje sencillo y directo, permitía a los lectores conformarse una idea rápida con un solo golpe de vista.
Las primeras referencias del estallido del conflicto entre Argentina y Reino Unido llegaron a las portadas de ABC tan solo un día después de que tuviera lugar. El sábado 3 de abril de 1982, la edición de Sevilla llevaba a su página principal los primeros datos sobre los sucesos que se habían desencadenado en el lejano archipiélago:
En una rápida operación militar, Argentina ocupó ayer los archipiélagos de las Malvinas, Georgia del Sur y Sándwich, que estaban bajo soberanía británica, pero eran objeto de reclamación argentina desde el mismo día de su independencia de España, a quien pertenecían. Las noticias son aún confusas, y Gran Bretaña sigue insistiendo en que no ha habido tal invasión, aunque la considera inminente, por lo que se ha enviado a la zona una flota de la que forman parte el portaviones Invencible y el submarino nuclear “Superb”. La prensa de Buenos Aires ha informado de la invasión con gran lujo tipográfico, mientras se sigue sin noticias directas de Port Stanley- -capital de las Malvinas- y el Gobierno británico se reunía en sesión de urgencia bajo la presidencia de una avejentada Margaret Thatcher en un intento de hallar una solución a la crisis, para la que el Consejo de Seguridad de la ONU ha pedido a ambas partes que “se abstengan del uso de las armas”.19
Por el tono del extracto, resulta evidente el carácter explicativo que posee la noticia, en clara sintonía con una de las pautas constatadas a las que se hacía referencia con anterioridad. A pesar de la alusión que se recoge sobre la confusión que en ese momento existía, por la inmediatez con la que sucedieron los hechos, es evidente el interés que provocaron los primeros
18 Es conveniente precisar que ese sentimiento de opinión vertido sobre la premier británica solo se ha constatado durante el periodo en el que se extiende el conflicto. En contraste, ABC mantuvo una posición notablemente más positiva sobre la líder conservadora en sus sucesivos mandatos, no exenta, eso sí, de sesgos de género en determinadas ocasiones. Así queda reflejado también en el análisis de Morera, C. (2021). Margaret Thatcher y la prensa española: la «dama de hierro» como noticia. Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, (23), 432-459.
19 «Argentina recuperó las Malvinas por la fuerza», ABC Sevilla, 3 de abril de 1982, p. 1.
movimientos en las islas, tanto en el plano internacional como en el territorio español. Por otro lado, ese mismo día la edición de Madrid recogía una escueta referencia con la que inauguraba la senda informativa sobre la guerra de las Malvinas:
Dentro de dos semanas, concretamente el próximo día 20, van a ser abiertas las puertas que desde hace varios años interrumpen la naturalidad del camino entre España y la zona del Peñón. Escenas como ésta -tomada ayer, el mismo día en que el Ejército argentino recuperaba las islas Malvinas- no tendrán ya razón de ser.20
En los días sucesivos, tanto la edición de Madrid como la de Sevilla fueron dedicando sus respectivas portadas a proporcionar información sobre los avances que se iban produciendo en relación con la espinosa situación. Si tuviéramos que establecer un patrón común para los contenidos que ABC distribuyó en esas semanas del mes de abril, podríamos fácilmente sintetizarlo en torno a dos aspectos fundamentales. En primer lugar, la incertidumbre sobre si finalmente iba a estallar un conflicto armado de grandes proporciones en el Atlántico mantuvo en vilo a la opinión pública y, en consecuencia, se posicionó como el asunto más presente en las páginas de la cabecera. “El mundo teme la guerra de las Malvinas” o “La Royal Navy zarpa dispuesta a todo” son solo algunos de los titulares que se pueden encontrar en las portadas de aquellas semanas.
De manera paralela, Gibraltar fue el segundo eje en torno al cual giraron los contenidos en el mes de abril. A pesar de no tener relación alguna con el territorio sobre el que se originó el conflicto, el peñón situado al sur de España se convirtió en un elemento omnipresente por sus implicaciones con el Reino Unido. A juzgar por los tintes de las líneas presentes en varias de las portadas, la incertidumbre sobre el rumbo que tomaría el desafortunado desencuentro entre Londres y Buenos Aires constituía una gran preocupación para Madrid, en la medida en que se verían condicionados los avances en las conversaciones para proceder a la apertura de la verja.21 En esta tesitura, el 6 de abril de 1982 se informaba de que:
La crisis de las Malvinas y la consiguiente dimisión del ministro británico de Exteriores, lord Carrington, ya sustituido, pone una interrogante sobre las perspectivas de las negociaciones angloespañolas sobre Gibraltar, que deben iniciarse dentro de dos semanas, en Lisboa. Corresponde a Londres decidir si está o no en condiciones de reemprender el diálogo con Madrid en las presentes circunstancias […].22
Estas mismas percepciones las volvemos a encontrar unos días después, cuando se informa de que “las Malvinas congela la agenda del Foreign Office” y de que las negociaciones sobre la
20 «Reencuentro en la penúltima fase», ABC Madrid, 3 de abril de 1982, p. 1.
21 Aunque no es propósito del presente trabajo profundizar en las divergencias que existen entre las dos ediciones, sí se considera relevante señalar que la cabecera madrileña es la única que consideró este asunto merecedor de ocupar la primera plana, de ahí que las dos referencias que se proporcionan en el texto pertenezcan a Madrid. En contraste, en la andaluza no se ha localizado ninguna referencia en portada. No ocurre así en las páginas interiores, en las que las alusiones a la cuestión de Gibraltar se reparten de manera similar entre las dos ediciones, siendo incluso superior en determinadas semanas en la sevillana. Si bien la cercanía geográfica pudiera ser un factor que podía haber llevado a concentrar una mayor atención en la cabecera del sur, la relevancia del asunto, concebido como una cuestión nacional, hizo que fuera un asunto más que presente en los ejemplares de la capital.
22 «Las conversaciones sobre Gibraltar, en el aire», ABC Madrid, 6 de abril de 1982, p. 1.
reapertura de la verja sufrirían un retraso de al menos dos meses, algo que provocó decepción y protestas entre los vecinos de la Línea de la Concepción, según recoge ABC.23
Si bien en las semanas sucesivas fueron llegando nuevas informaciones entre las páginas interiores, en el caso de las portadas se ha podido constatar cómo el interés decayó de manera notable prácticamente hasta finales de mes. En esa segunda quincena, el conflicto en las Malvinas apenas acaparó cuatro portadas entre las dos ediciones, una cifra sensiblemente menor al del resto de los periodos. A juzgar por los datos que se han podido recabar, cabría pensar como posible hipótesis que esa menor atención coincide con el momento en el que parecían disiparse los riesgos de que estallara un enfrentamiento armado. En este sentido, el 13 de abril se recogía “Malvinas: se aleja el peligro de la guerra” mientras que, en la siguiente portada en la que se alude al conflicto, ya el día 21, el tono es muy distinto “Malvinas: se acaba el tiempo para evitar la guerra”. Se podría concluir, por tanto, que la mayor percepción de peligro fue la causante de devolver al archipiélago atlántico a la primera plana del rotativo.
Por su parte, muy diferente es el rumbo que tomaron las portadas de ABC en el mes de mayo, cuando se produjo la verdadera eclosión de las hostilidades. Si bien la atención en las primeras semanas estuvo centrada en los acuerdos diplomáticos que podrían evitar la llegada a las armas, fue en esta nueva etapa cuando se empezaron a vislumbrar referencias e imágenes con las características propias de un conflicto armado. Así, las informaciones que se vierten en esta nueva fase pueden quedar encuadradas en tres categorías: referencias a las operaciones de ataque desplegadas por Gran Bretaña, las reacciones nacionales e internacionales a las decisiones tomadas por el Gobierno de Margaret Thatcher y el recuento de las bajas que el enfrentamiento estaba conllevando.
El primer rasgo que evidencia el tono más severo que adoptó la situación en este segundo periodo es la sucesión de imágenes de buques armados que las portadas reproducen. Las características propias de guerra naval llevan a un despliegue de este tipo de embarcaciones en fotografías a página completa. Algunas de las más impresionantes las localizamos en los números publicados los días 1, 2, 10 o 26 de ese mes. Sin embargo, conviene matizar que no solo esos grandes navíos copan las referencias visuales de la contienda en las ricas portadas de ABC. Junto a ellas, imágenes de combatientes británicos arribando a las costas y desembarcando en las islas terminan por mostrar a los lectores las acciones organizadas desde Londres para recuperar el control sobre el archipiélago.
De manera complementaria a estas impactantes ilustraciones que dan cuenta del aumento de las tensiones en las aguas del Atlántico, se sucedieron en esos primeros días del nuevo mes un buen número de referencias al avance de las hostilidades entre Argentina y el Reino Unido. De entre todas ellas, merece la pena destacar las relativas al trágico suceso que se daba a conocer el 5 de mayo, el hundimiento del crucero General Belgrano por el submarino británico HMS Conqueror.24 Ese día fue uno de los de mayor actividad para la redacción de ABC, y tanto la edición madrileña como la sevillana llevaron, como era presumible, este acontecimiento
23 «Las Malvinas congela la agenda del Foreign Office», ABC Madrid, 9 de abril de 1982, p. 1.
24 El controvertido suceso se produjo el 2 de mayo, sin embargo, no fue hasta tres días más tarde cuando la prensa española, y en concreto ABC, se hizo eco de la noticia. Además, una muestra de la escasa información con la que contaban las redacciones en esas primeras jornadas es el hecho de que cifraran en medio millar los fallecidos a causa del hundimiento, una cantidad que supera con creces las trescientas bajas que posteriormente se confirmaron. Para profundizar en los diferentes hundimientos que tuvieron lugar durante el desarrollo de las hostilidades se recomienda el reciente y novedoso estudio: Brown, P. (2021). Abandon Ship: The Real Story of the Sinkings in the Falklands War. Osprey Publishing.
a sus respectivas portadas, aunque con un tono diferente. Por un lado, el número de la capital da cuenta de la contestación que las fuerzas armadas argentinas propiciaron a los británicos, el hundimiento del destructor HMS Sheffield. Por su parte, el ejemplar sevillano centra la plena atención en la narración del trágico suceso:
Se confirma la tragedia. Tras el hundimiento del crucero argentino General Belgrano atacado por un submarino británico fuera del límite de las 200 millas declarado por Inglaterra en torno a las Malvinas, y que ha arrojado un balance de cerca de medio millar de muertos, Gran Bretaña ha recrudecido sus ataques en las últimas horas con nuevos bombardeos en Puerto Stanley y el hundimiento de un pequeño barco de reconocimiento que estaba rescatando a un piloto cuyo avión había sido derribado. Estos ataques, unidos a los realizados anteriormente- -hundimiento de patrulleras y bombardeos contra las islas- han sensibilizado a la opinión pública europea. La Comunidad Económica está dando marcha atrás en su apoyo a la señora Thatcher y algunos países han hecho saber que no desean verse involucrados en una guerra ni siquiera políticamente.25
Como se puede apreciar en estas líneas, el carácter impopular de las acciones que se estaban adoptando desde Londres empezaba a extender un sentimiento de malestar por buena parte de los países europeos. En buena medida, se culpaba directamente al Gobierno de Margaret Thatcher de haber abocado al país a un conflicto que, en esos momentos, presentaba escasas garantías de éxito.
Además de las crecientes muestras de desaprobación por parte de la población británica y de los vecinos europeos, en esas semanas empezaron a circular en las portadas de ABC las valoraciones que se hicieron por parte del Ejecutivo español acerca del conflicto armado. En este sentido, el 2 de mayo de 1982 se recogía: “El Gobierno español califica de error histórico una masiva acción británica en el archipiélago de las Malvinas”. Igualmente, al tiempo que se proporcionaban los datos, cada vez de manera más recurrente se empezaban a introducir valoraciones sobre lo que se consideraba una guerra carente de sentido. Así se manifiestan, por ejemplo, en el número sevillano del 26 de mayo:
La explosión de la fragata británica Antelope, alcanzada en su sala de máquinas por una bomba, que explosionó cuando intentaban desactivarla y la hundió en pocos minutos, es un símbolo de la tragedia de las Malvinas, una guerra que apenas tiene explicación y cuyas víctimas se cuentan ya por centenares, sin que se vislumbre ninguna posibilidad de paz inmediata.26
Por su parte, en los días finales de mayo se vuelve a observar un tono más firme sobre los acontecimientos que se están produciendo en el archipiélago austral. A raíz del desembarco de las tropas británicas en San Carlos el 21 de ese mes, ABC coincidió con otros medios en indicar que el enfrentamiento había entrado en una nueva fase, la que posiblemente sería su etapa final. Titulares como “Gran Bretaña inició ayer el desembarco. Guerra total en las Malvinas”
25 «Crucero General Belgrano: cerca de 500 muertos», ABC Sevilla, 5 de mayo de 1982, p. 1.
26 «Las Malvinas, un infierno de sangre y fuego», ABC Sevilla, 26 de mayo de 1982, p. 1.
o “Malvinas: hacia la última batalla” dan cuenta de la percepción que las redacciones tenían a pesar de los escuetos detalles que llegaban desde las aguas australes.27
Finalmente, el último mes de conflicto supone un nuevo cambio de rumbo en el carácter de las informaciones que ABC proporciona en sus portadas. Al igual que en abril, en este tercer periodo podemos encuadrar los contenidos que la cabecera proporciona en dos ejes claramente diferenciados que facilitan su estudio. Por un lado, a pesar de los avances militares y de la victoria británica en los recientes combates librados en el Atlántico sur, los titulares resultan poco favorecedores para Londres. El Gobierno de Thatcher no sale bien parado y, por ejemplo, se acusa directamente a Downing Street de no ser transparente en la distribución de las informaciones relativas al conflicto y de ocultar, entre otras cuestiones, la cifra real de bajas. Dentro de esta misma línea de informaciones, también se dedica atención a los prisioneros de guerra argentinos y a sus complicadas condiciones en las islas una vez terminado el conflicto. Como se puede apreciar en el extracto que se recoge a continuación, la postura que mantiene el rotativo acerca de aquellos jóvenes es la de constatar que se habían visto arrastrados a un conflicto no deseado. Igualmente, alude a los problemas de hipotermia, a causa de las temperaturas extremas, y de desnutrición a los que tuvieron que enfrentarse durante el periodo en el que permanecieron en cautiverio. Además, se fija en el centro de la diana la responsabilidad moral del Reino Unido con sus prisioneros de guerra y se les insta a salvaguardar los derechos humanos en el trato que les deben proporcionar:
En esas armas amontonadas, rendidas por fortuna antes de la gran batalla, pero no antes de un duro padecer, va la generosidad de unos jóvenes soldados que no merecían el destino que les aguarda. Si no son repatriados en seguida -lo que significa que la Junta Militar dé estado oficial a la rendición- cientos de esos prisioneros no podrán sobrevivir en las Malvinas a la desnutrición, a la hipotermia y a otros desórdenes graves. Para ellos no hay cobijo a veinte grados bajo cero, y habrán de ser transportados a destinos ignotos si Argentina sigue sin permitir que los barcos ingleses se acerquen a sus puertos. Así y todo, Inglaterra tiene una responsabilidad sagrada con sus prisioneros, se cumplan o no las condiciones que ha impuesto. Lo contrario sería una bárbara violación del derecho de gentes. Y ahora Inglaterra explicará al mundo si es la gran nación creadora de la libertad moderna o el pueblo mezquino que describió Dickens. Esperamos.28
Por otro lado, resulta evidente cómo Argentina adquirió un papel más destacado del que hasta ahora había tenido y cómo las informaciones sobre la derrota que sufren en la contienda pasaron a copar todos los titulares. En primer lugar, la edición de Madrid dedicó su portada del 16 de junio a transmitir, y mostrar de manera visual, la noticia de su rendición. El breve comentario que se recoge a continuación fue una de las últimas comunicaciones relativas al conflicto que la cabecera editada en la capital ofreció en primera plana: “Este es el documento de la rendición argentina. El comandante de las fuerzas inglesas, general Jeremy Moore (en la
27 Véase Clapp, M. y Southby-Tailyour, E. (2012). Amphibious Assault Falklands: The Battle of San Carlos Water. Pen & Sword y Sequeiro, F. J. (2014). Guerra de las Malvinas: Operación Sutton. Batalla aeronaval de la Bahía de San Carlos. Revista general de marina, 267 (11), 656-672.
28 «Galtieri cae, los prisioneros esperan», ABC Madrid, 18 de junio de 1982, p. 1.
imagen) redactó las condiciones del alto el fuego y retirada de tropas con el gobernador de las Malvinas, general Menéndez”.29
Mucho más significativo es que, entre el 17 y 24 de junio, la edición de ABC en Sevilla llevó a sus portadas, y a toda página, el conflicto de las Malvinas en tres de los ocho números publicados en aquellos días. Esta notable presencia demuestra el incontestable interés que despertó la citada contienda entre el público español, ya que eclipsó cualquier otro suceso de carácter internacional y compitió con asuntos de gran calado dentro de la política nacional como la entrada de España en la OTAN a finales de mayo de ese mismo año.30
Las primeras observaciones de los redactores de ABC aluden a la situación de inestabilidad en la que quedaba el país tras el cese de las hostilidades y al estallido de descontento social que tuvo lugar en las calles de Buenos Aires. El 17 se constataba: “Argentina: tras la derrota, la crisis. La noticia de la rendición de las fuerzas que defendían las Malvinas se ha traducido en Buenos Aires en masivas manifestaciones de protestas contra el Gobierno”.31 En ese momento de incertidumbre que se abría tras el fin del conflicto se barajaban tres opciones. Como continúa exponiéndose en la noticia, estas se podían resumir en una continuidad de la Junta, pero encabezada por el general Lami Dozo, la formación de un Gabinete de salvación nacional integrado por militares y civiles o un endurecimiento de la Junta. En cualquier caso, el factor que se concebía como inevitable, tras el estrepitoso resultado en la guerra, era la caída de Galtieri.
Precisamente, esta última idea es la que ocupa el titular de la portada del 19 de junio. Tan solo dos días después de las informaciones recogidas anteriormente, ABC trasladaba a sus lectores la previsible noticia. Como relata este breve extracto, con la caída del régimen militar se abría para Argentina una excelente oportunidad de establecer un sistema con plenas garantías democráticas en el país.
Tras la rendición en las Malvinas. Galtieri, héroe nacional durante dos meses y medio, ya ha caído. Y con él se ha iniciado el derrumbe del régimen militar que ha gobernado a la Argentina desde el derrocamiento de Isabel Perón. En la hora de la derrota y la rendición, Argentina hace examen de conciencia y se dispone a iniciar una nueva etapa histórica, presumiblemente con un régimen democrático, único capaz de aunar la voluntad de todos los argentinos en la hora amarga de levantar a la patria caída y humillada.32
En ese nuevo capítulo que se iniciaba en los días finales del mes de junio de 1982 se sumaron esfuerzos que condujesen, poco a poco, al cierre de las heridas que todo conflicto armado deja tras de sí. En este sentido, ABC reparó en uno de los aspectos que todavía seguían pendientes y así, la cuestión de los prisioneros de guerra argentinos centró la atención de la redacción. Al contrario del funesto panorama que destilaban las informaciones recogidas el día 18 de junio en la edición de Madrid, este otro escenario parecía aguardar más esperanzas para esos jóvenes que poco a poco iban siendo liberados. Como se aprecia en el texto, el rotativo no quiso privar a sus lectores de ser testigos del emotivo rencuentro entre los combatientes y sus familiares:
29 «Este es el documento de la rendición argentina», ABC Madrid, 16 de junio de 1982, p. 1.
30 A la entrada de España en la OTAN, ABC le dedicó tres portadas en aquellas semanas, únicamente en la edición de Madrid: 20 de mayo y 6 y 11 de junio. No obstante, es cierto que también circularon breves referencias en otros números aparecidos esos días, tal y como se ha podido identificar en el trascurso del presente estudio.
31 «Argentina: tras la derrota, la crisis», ABC Sevilla, 17 de junio de 1982, p. 1.
32 «Argentina, en el umbral de un nuevo régimen», ABC Sevilla, 19 de junio de 1982, p. 1.
Gran Bretaña continúa repatriando a los miles de prisioneros argentinos hechos en las Malvinas. Las fotografías nos muestran a jóvenes- -imberbes algunos, como este- emocionados, aún no repuestos del frío y el hambre, con sonrisas y lágrimas al encontrarse con los padres, las novias y otros seres queridos a los que se temió no volver a ver nunca más. Atrás ha quedado la lucha en las pantanosas tierras del archipiélago, la muerte de los compañeros, el miedo de los bombardeos. Tienen por delante una vida marcada, a buen seguro, por este acontecimiento histórico del que han sido protagonistas y en el que merecieron mejor suerte, acorde con su arrojo y decisión.33
Una vez finalizado el conflicto, e iniciadas las negociaciones, el interés por la guerra de las Malvinas cayó de manera considerable. En algún que otro número se recogen breves referencias al curso que están tomando las conversaciones internacionales para mantener la paz en el territorio, sin embargo, no poseen, ni de lejos, el mismo protagonismo del que habían gozado en plena contienda. Aunque en los meses de noviembre y diciembre34 ha sido posible localizar dos alusiones más al conflicto, podemos afirmar que la cobertura en portada que el rotativo proporciona del conflicto por las Malvinas finalizó el 6 de julio. Tras varios días sin noticias, ABC recuperó el conflicto finalizado a mediados del mes anterior para ofrecer en primera plana esta reflexión sobre todo aquello que implica la guerra:
De repente, la guerra de las Malvinas ha dejado de ser noticia. Se han olvidado con preocupante rapidez las tragedias y los sufrimientos que esta contienda ha originado. Y, una vez más, la irritante ceguera que produce el egoísmo humano vuelve a infravalorar los riesgos que todo enfrentamiento armado tiene de convertirse en hecatombe mundial. Sin embargo, como lo hacen ahora estas fotos estremecedoras, conviene rescatar para el recuerdo permanente los horrores de la guerra […]. Al drama humano que representan las vidas perdidas hay que sumar los costos, de miles de millones, y los riesgos para el mundo si se confirman las acusaciones hechas por determinados países indicando que los barcos británicos hundidos llevaban armas nucleares que no han podido ser rescatadas.35
En efecto, más que una referencia al curso de la contienda en las Malvinas supone un auténtico alegato sobre los horrores de las guerras. En las décadas finales de un siglo en el que decenas de millones de personas perdieron la vida a causa de los terribles enfrentamientos armados que se fueron sucediendo, una reflexión de esta categoría resulta cuanto menos pertinente y constituye un excelente epílogo con el que dar por finalizada la cobertura del conflicto.
4. Conclusiones
Con esta reflexión, construida a partir de la detallada consulta de más de medio centenar de portadas, se pretendía dar las claves necesarias para entender el eco que tuvo la guerra de las Malvinas en uno de los rotativos de mayor tirada en España como es ABC.
33 «Argentina: el regreso de los vencidos», ABC Sevilla, 24 de junio de 1982, p. 1.
34 Un breve texto en la portada del 6 de noviembre alude al curso de las reuniones de paz: “Irritación en Londres por el apoyo USA a la resolución de la ONU. Gran Bretaña no negociará con Argentina el futuro de las Malvinas”. Por su parte, en el número del 21 de diciembre ABC recupera el conflicto como parte del tradicional resumen anual.
35 «Una tragedia que nadie debe olvidar», ABC Sevilla, 6 de julio de 1982, p. 1.
Con el recorrido ofrecido, fruto de la decisión de presentar los contenidos de manera cronológica, ha sido posible concretar la secuencia de la narración de los hechos en tres actos. Tal y como se ha detallado en estas páginas, el primer periodo, correspondiente al mes de abril, tuvo como ejes principales el relato de los movimientos iniciales llevados a cabo por las dos naciones enfrentadas y las implicaciones que el estallido del conflicto conllevaría para el candente asunto de la apertura de la verja de Gibraltar. El segundo acto, desarrollado durante el mes de mayo, ha resultado ser el más fructífero de los tres, debido a las múltiples líneas que se abordan. Entre ellas se han identificado las referencias a las ofensivas emprendidas por Gran Bretaña, las reacciones a las respuestas dadas por el Gobierno de Thatcher y las menciones a las víctimas que estaba dejando tras de sí la contienda. Finalmente, el tercer periodo que se ha podido fijar en este estudio, correspondiente con el mes de junio, dedicó su completa atención al final de las hostilidades y a los efectos que el conflicto tuvo para cada uno de los contendientes.
Otra idea interesante que conviene recuperar, y que en parte guarda relación con la periodización anteriormente fijada, es la constatación de que la mayor o menor frecuencia con la que el enfrentamiento en las Malvinas ocupó las portadas del diario español estuvo estrechamente vinculada a la intensidad de los episodios que se iban sucediendo. Así, en aquellos momentos en los que el peligro de que se desencadenara un conflicto de grandes dimensiones se hacía más patente, las portadas volvían a ofrecer nuevos datos sobre la disputa atlántica. Por el contrario, cuando ese temor se disipaba, la atención internacional pasaba a estar de nuevo copada por otros asuntos y el conflicto era relegado a un segundo plano.
Por otro lado, podemos concluir que el tratamiento que ABC proporcionó al enfrentamiento dejó a las decisiones tomadas por la Junta Militar argentina relegadas a un segundo plano, en comparación con la información que se proporcionaba sobre las actuaciones llevadas a cabo por la otra nación implicada. Como se ha podido comprobar tras el estudio de los distintos números analizados, las referencias al conflicto arrojan una mayor cantidad de datos sobre las acciones emprendidas por Gran Bretaña, quien parece llevar la iniciativa de los hechos en todo momento, tanto en el propio teatro de operaciones como en el escenario de las relaciones internacionales.
Finalmente, resulta preciso destacar que, salvo contadas excepciones, el modo en el que la publicación analizada transmitió las informaciones encontró correlación con la labor que desempeñaron otros medios españoles. No obstante, un rasgo distintivo del rotativo estudiado es su doble línea de publicación, en Madrid y en Sevilla, hecho que ha permitido enriquecer los resultados obtenidos al poder contar con la visión que ambas redacciones concedieron a sus respectivos lectores.
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Fecha de recepción: 07/07/2022
Fecha de aceptación: 28/10/2022
ISSN: 1889-1152. DOI: 10.1344/segleXX2022.15.10
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Revista catalana d’història 15 (2022), 196-212
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José Manuel López Torán es doctor internacional en Historia Contemporánea y profesor e investigador en la Universidad de Castilla-La Mancha (España). Está especializado en el estudio de las guerras modernas desde las perspectivas de la propaganda visual y las emociones. Ha realizado estancias académicas en diferentes instituciones internacionales de Francia, Alemania o Bélgica, así como participado en proyectos europeos en Países Bajos e Irlanda. En los últimos años ha publicado los resultados de sus líneas de investigación en revistas científicas y capítulos de libros colectivos, así como en una veintena de congresos nacionales e internacionales celebrados en ciudades como París, Berlín, Ámsterdam, Buenos Aires o Glasgow.
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ISSN: 1889-1152. DOI: 10.1344/segleXX2022.15.10
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