Teresa M. Ortega López | La academia, la historia de las mujeres y las historiadoras
La academia, la historia de las mujeres y las historiadoras
Teresa M. Ortega López
Universidad de Granada (España)
tmortega@ugr.es
https://orcid.org/0000-0002-4486-9715
Ana M. Aguado Higón
Universidad de Valencia (España)
ana.aguado@uv.es
https://orcid.org/0000-0002-0211-6408
Mary Nash
Universidad de Barcelona (España)
nash@ub.edu
https://orcid.org/0000-0003-3096-8955
Elena Hernández Sandoica
Universidad Complutense de Madrid (España)
elenahs@ghis.ucm.es
https://orcid.org/0000-0003-4889-945X
Resumen
Entendemos que los estudios de género tienen como objetivo crear y desarrollar un conocimiento científico donde estén presentes las mujeres con una nueva metodología que contemple las relaciones entre hombres y mujeres. Pero este conocimiento no debe de permanecer estanco en los “talleres” que conforman los congresos de carácter nacional o internacional que se organizan periódicamente, ni tampoco en las ponentes invitadas a los mismos. Invitación convertida en una suerte de diálogo de “mujeres que hablan para las mujeres sobre otras mujeres” y, en el peor de los casos, en un soliloquio inútil y estéril. La complacencia de ver cómo figuran los temas de género en los programas de los congresos y cómo son desarrollados por aquellas colegas (siempre mujeres) que mejor los dominan, por su especialización y dedicación durante años, puede disfrazar la realidad y ofrecernos en su lugar un “espejismo de igualdad” fabricado por la forma sutil en la que se manifiesta a veces el patriarcado y la relaciones entre hombres y mujeres.
Palabras clave Academia, historia de las mujeres, historiadores
Resum
L'acadèmia, la història de les dones i les historiadores
Entenem que els estudis de gènere tenen com a objectiu crear i desenvolupar un coneixement científic on siguin presents les dones amb una nova metodologia que contempli les relacions entre homes i dones. Però aquest coneixement no deu romandre estanc en els “tallers” que conformen els congressos de caràcter nacional o internacional que s'organitzen periòdicament, ni tampoc en les ponents convidades als mateixos. Invitació convertida en una mena de diàleg de “dones que parlen per a les dones sobre altres dones” i, en el pitjor dels casos, en un soliloqui inútil i estèril. La complaença de veure com figuren els temes de gènere en els programes dels congressos i com són desenvolupats per aquelles col·legues (sempre dones) que millor els dominen, per la seva especialització i dedicació durant anys, pot disfressar la realitat i oferir-nos en la seva lloc un "mirall d'igualtat" fabricat per la forma subtil en què es manifesta de vegades el patriarcat i la relacions entre homes i dones.
Paraules clau Acadèmia, història de les dones, historiadores
Abstract
The academy, the history of women and the historians
We understand that gender studies aim to create and develop scientific knowledge where women are present with a new methodology that contemplates the relationships between men and women. But this knowledge should not remain stagnant in the "workshops" that make up the national or international congresses that are periodically organized, nor in the speakers invited to them. Invitation turned into a kind of dialogue of "women who speak for women about other women" and, in the worst case, into a useless and sterile soliloquy. The satisfaction of seeing how gender issues appear in the conference programs and how they are developed by those colleagues (always women) who best master them, due to their specialization and dedication over the years, can disguise reality and offer us in its instead a “mirage of equality” fabricated by the subtle way in which patriarchy and relations between men and women are sometimes manifested.
Keywords Academy, women's history, historians
§
La historia de las mujeres y del género tiene ya un consolidado y riguroso recorrido teórico, metodológico e historiográfico en España. Desde hace más de cincuenta años nuestro país cuenta con una reconocida genealogía de historiadoras que, a lo largo del tiempo, ha imprimido un claro dinamismo teórico vinculado a los más recientes debates presentes en la historiografía internacional. La inclusión de la dimensión de género y/o sexo en la investigación -como categoría analítica en el estudio de las jerarquías, de las normas sociales y de los símbolos culturales asociados a mujeres y a hombres, a lo masculino y lo femenino- ha permitido a historiadoras pioneras e historiadoras más jóvenes conseguir resultados científicos, independientemente del periodo histórico analizado, de más calidad y más acertados en temas clave de la historia social, la historia económica, la historia política y la historia cultural.
En el caso de la historia contemporánea la perspectiva de género ha producido fecundas aportaciones y útiles propuestas explicativas en torno a la reformulación de conceptos tan esenciales y relacionados entre sí como el discurso, el lenguaje, la acción colectiva, la experiencia vivida o la identidad. Sin la pretensión de ser excesivamente exhaustivas, porque el espacio donde escribimos esta reflexión no lo permite, sólo señalaremos que la historia de las mujeres y del género aplicada a los siglos XIX y XX ha dado respuestas a las tensiones provocadas por visiones esencialistas y excesivamente reduccionistas, respuestas que a su vez están permitiendo hacer “más historia” y “más historia global” en el sentido de que ha posibilitado abrir nuevos ámbitos para la investigación histórica. Así la categoría analítica que es el género se ha tomado como parte integrante para la comprensión y el análisis de las dimensiones sociales y culturales de cualquier asunto humano en estudio sin ofrecer una mera historia lineal ni contributiva que se limitara a aportar informaciones y que demostrara que las mujeres han estado presentes en todos los procesos abiertos en esos siglos. Tampoco ha querido hacer una historia en negativo y de denuncia de una situación injusta. Y menos aún han pretendido una historia que considere a las mujeres como objeto de estudio solamente. Muy al contrario, su producción científica es una pieza del referente fundamental en el que se ha convertido la historia de las mujeres y del género para nuestro conocimiento del pasado.
La aportación de los estudios de género al terreno de la investigación y al avance de la historiografía en general se ha transferido afortunadamente al terreno docente y otros espacios académicos. En efecto, tras un largo y trabajoso esfuerzo por visibilizar y “normalizar” la presencia de esta línea de investigación en la profesión, se han conseguido, ciertamente, algunos logros. Entre ellos, y de nuevo sin el ánimo de ser exhaustivas, la incorporación de la historia de las mujeres a los planes de estudio de diferentes grados, másteres universitarios y programas de doctorado (ya sean de Historia o de otros áreas de conocimiento afines). Bien de manera trasversal, bien de manera específica, la historia de las mujeres y de género se observa por las y los docentes tan necesaria como lo puede ser el análisis del germen de los Estados-nación, la historia del movimiento obrero o de las culturas obreras, la historia de las relaciones internacionales o la historia cultural, por poner algún ejemplo. Y tampoco debemos olvidar la presencia del género en los diferentes encuentros, congresos, coloquios, jornadas y mesas redondas organizados por la “academia”. Superadas, en mayor o menor medida, aquellas viejas actitudes de “desdén” o bien expresiones igualmente trasnochadas de lo “políticamente correcto”, en todos estos espacios académicos parece estar ya presente y asimilado aquello que anunciaba la Declaración de Roma sobre “Investigación e innovación responsable en Europa” (Consejo de la Unión Europea, 21/11/2014). Declaración que establece, de un lado, “...la aplicación de nuevo conocimiento en la sociedad con total respeto a la igualdad de género, la dimensión de género en la investigación y consideraciones éticas”, y de otro lado, “en aquellos casos en los que se ignore el género y/o sexo, siendo estos una variable fundamental a considerar en la investigación, llevará a resultados incompletos e incorrectos”.
Esta Declaración que a nuestro entender ha sido fundamental, pues sentó las bases para la integración del análisis de sexo y género en todas las fases del ciclo de la investigación y la innovación, la consideramos, pese a todo, insuficiente. Insuficiente porque a día de hoy no se ha podido corregir un problema estructural que sigue percibiéndose en el seno de muchos departamentos de historia de las universidades españolas. E insuficiente también porque se está vislumbrando un fenómeno que consideramos puede llegar a convertirse en un problema a medio y largo plazo.
Comenzando por la primera cuestión tenemos que decir que, pasados los años y mirando fijamente los datos que nos ofrecen los diversos informes elaborados en fechas recientes desde estancias gubernamentales, autonómicas, universitarias (como la CRUE), o desde los diferentes Institutos de Estudios de Género, puede comprobarse algo que era perceptible cinco décadas atrás: la desigualdad de género imperante en el sistema universitario español y, más concretamente, en el seno de los departamentos. Obviamente, no vamos a negar que este era un “mal” generalizado y no exclusivo de España, ni tampoco vamos a enmudecer los logros y los avances que en estos años se han alcanzado, pero no podemos dejar de exponer una realidad que sigue caracterizándonos: la disparidad de género en la academia. Por lo general, la información recogida en los indicadores y estadísticas específicas durante los últimos años muestra que siguen existiendo grandes diferencias en función del sexo. Basta con leer al respecto el informe realizado el año pasado por la Subdirección General de Actividad Universitaria Investigadora de la Secretaría General de Universidades titulado Datos y cifras del sistema universitario español. Publicación 2020-2021. O basta con ver el análisis que la Universidad Carlos III de Madrid realizó en 2009 sobre la “Estructura por sexo del Personal Docente e Investigador”. En este caso, podemos destacar como muy significativo el siguiente dato: de los diez departamentos en los que el porcentaje de mujeres es inferior al 25%, ocho están adscritos a la Escuela Politécnica, los otros dos se corresponden curiosamente a las áreas de Geografía, Historia, Arte e Historia Económica.
Aunque una simple mirada por las diferentes páginas webs de los departamentos disponibles en la red constata la presencia, a veces importante, de las historiadoras en cada uno de los cuerpos administrativos de PDI existentes en la actual legislación, lo cierto es que se constata igualmente que esa presencia resulta mucho mayor en los puestos de PDI laboral que en los de PDI funcionario. Al respecto mencionamos el Manifiesto que las historiadoras del departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Granada elaboraron con motivo del 8 de marzo de 2022. Bajo el título de “Las 8 del 8 de marzo” el manifiesto expresaba lo siguiente:
“Actualmente el Departamento está formado por 24 personas, de las que 8 somos mujeres. Una cifra nunca alcanzada en los cuarenta años de su existencia. Y pese a ser un hito destacado, no podemos dejar de manifestar nuestra preocupación pues, como cabe deducirse del dato indicado, el personal femenino representa en términos porcentuales el 33,3 por 100, frente al 66,7 por 100 de hombres. Un porcentaje que preocupa más aún si analizamos en términos administrativos su situación. De esas 8 mujeres, sólo 2 son funcionarias frente a los 12 compañeros que tienen esta condición. Es decir, en 2022 el 14,28 por 100 del personal estable del Departamento de Historia Contemporánea son mujeres frente al 85,72 por 100 formado por hombres. Cifras y porcentajes muy preocupantes que evidencian que las mujeres siguen teniendo más difícil su estabilización y promoción en la Universidad. De las dos mujeres funcionarias una es catedrática (frente a tres hombres) y la otra es titular (frente a cinco hombres)”.
Consideramos a raíz de estos datos que es preciso hacer una reflexión profunda que posibilite la corrección de este problema estructural de la desigualdad. Será la manera más adecuada de implementar políticas acertadas para identificar las causas de la posición desigual de las mujeres en el profesión histórica y corregir realidades que “están ocultas” que se mantienen en el tiempo. Valga como demostrativo este ejemplo. En 1943, William B. Hesseltine y Louis B. Kaplan, de la Universidad de Wisconsin, en su estudio estadístico “Women Doctors of Philosophy in History: A Series of Comparisons”, publicado en el número 14 de la revista Journal of Higher Education, concluía en su página 257: “la enseñanza de la historia y la investigación histórica son actividades en las que los hombres participan en mayor número que las mujeres. Las mujeres… ocupan peores posiciones. Tienen menos posibilidades de investigar y más probabilidad al desempleo que los hombres”.
Irónicamente, el año en que apareció el estudio de Hesseltine y Kaplan fue el mismo año en que Nellie Neilson, una medievalista de Mount Holyoke College, se convirtió en la primera mujer presidenta de la American Historical Association (AHA), un logro que no se repetiría hasta la elección de Natalie Zemon Davis en 1985. Quizás más revelador es el hecho de que la candidatura de Neilson fue propuesta en 1932, y que tardó casi diez años “de cabildeo” para elegirla. La escasez de mujeres en puestos de liderazgo en la AHA, recuerda lo vivido recientemente por nuestra Asociación de Historia Contemporánea (AHC). En más de tres décadas de existencia, en septiembre de 2021, se eligió por vez primera a una mujer como presidenta de la AHC. La elección por votación de las y los socios, que al iniciarse el 2022 representan respectivamente el 29,3% y el 70,7%, porcentajes que no deben pasarse por alto, recayó en la profesora Carme Molinero Ruiz, catedrática de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Insistimos, es necesaria la reflexión. Como también la requiere el fenómeno preocupante que advertíamos en segundo lugar. Este fenómeno tiene que ver con la forma en la que se ha ido concretando en los últimos años la vida académica fuera de las aulas. Al respecto queremos llamar la atención sobre un cierto fenómeno de “guetización” de los estudios de género y de las historiadoras especialistas que los y las convierte en un área de conocimiento fuertemente feminizado y en un colectivo aislado, con un impacto bastante limitado en la academia a pesar de su aludida relevancia. De igual manera es patente la inquietud que suscita la distancia, y en ocasiones la oposición, entre el mundo académico y el movimiento feminista.
Es por ello que hemos creído que ha llegado el momento de redundar en la idea de construir puentes entre ambos para el enriquecimiento y la retroalimentación de los estudios de género y la academia para así disminuir progresivamente las brechas y la distancia entre unos y otra. Entendemos que los estudios de género tienen como objetivo crear y desarrollar un conocimiento científico donde estén presentes las mujeres con una nueva metodología que contemple las relaciones entre hombres y mujeres. Pero este conocimiento no debe de permanecer estanco en los “talleres” que conforman los congresos de carácter nacional o internacional que se organizan periódicamente, ni tampoco en las ponentes invitadas a los mismos. Invitación convertida en una suerte de diálogo de “mujeres que hablan para las mujeres sobre otras mujeres” y, en el peor de los casos, en un soliloquio inútil y estéril. La complacencia de ver cómo figuran los temas de género en los programas de los congresos y cómo son desarrollados por aquellas colegas (siempre mujeres) que mejor los dominan, por su especialización y dedicación durante años, puede disfrazar la realidad y ofrecernos en su lugar un “espejismo de igualdad” fabricado por la forma sutil en la que se manifiesta a veces el patriarcado y la relaciones entre hombres y mujeres.
Quizás convendría que estos temas formaran parte de los debates académicos que se plantean precisamente en esos congresos porque, al igual que los historiográficos, también forman parte de nuestros intereses y de nuestro entorno. Si lo hacemos, podríamos ensayar entre todas y entre todos eso que tanto nos gusta por vocación y por profesión: una “lección”. Lección en este caso de conexión en el seno de la academia, y lección de “academia militante” en el sentido de academia comprometida con la sociedad en su conjunto y con el objetivo de impulsar y generar propuestas de cambio para la igualdad.
Fecha de recepción: 31/05/2022
Fecha de aceptación: 07/07/2022
ISSN: 1889-1152. DOI: 10.1344/segleXX2022.15.14
Ana M. Aguado Higón. Catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia y miembro del Institut Univesitari d’Estudis de les Dones de la misma Universidad. Ha investigado en torno a las culturas políticas de izquierda, los feminismos y su relación con la construcción de la ciudadanía femenina durante la Segunda República y la Guerra Civil. Entre sus publicaciones destacan: María Cambrils: El despertar del feminismo socialista (1877-1939). Biografía, textos y contextos (ed. con Rosa Solbes y Joan Miguel Almela Valencia Universitat de València, 201; Mujeres, Dones, Mulleres, Emakumeak. Estudios sobre Historia de las mujeres y del género (Cátedra, 2019, editado con Teresa M. Ortega y Elena Hernández Sandoica); Feminismos y antifeminismos. Culturas políticas e identidades de género en la España del siglo XX (Universidad de Valencia, 2011, editado con Teresa M. Ortega) y Caminos de democracia. Ciudadanías y culturas democráticas en el siglo XX (Comares, 2014, editado con Luz Sanfeliu).
Elena Hernández Sandoica. Catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid. Se ha ocupado, a lo largo de su trayectoria como historiadora, de líneas de investigación muy diversas entre las cuales figuran la historia de las mujeres y la historia de la educación, preferentemente universitaria. Ha prestado frecuente atención a los desarrollos historiográficos en general, y son pioneros sus estudios sobre la Universidad de Madrid. Ambas preocupaciones permanentes confluyen en esta revisión de los estudios sobre la incorporación de las mujeres a la institución universitaria en España, subrayando sus peculiaridades y su incidencia pública y privada en una perspectiva sociocultural. Es autora de libros como Tendencias historiográficas actuales. Escribir historia hoy (Akal, 2004), La guerra de Cuba (1895-1898): historia política de una derrota colonial (Alianza, 1998, con Antonio Elorza), Estudiantes contra Franco (1939-1975). Oposición política y movilización juvenil (La Esfera de los Libros, 2007, con Miguel Ángel Ruiz Carnicer y Marc Baldó Lacomba), Mujeres, dones, mulleres, emakumeak. Estudios sobre la historia de las mujeres y del género (Cátedra, 2019, editado con Teresa M. Ortega y Ana Aguado) y Rosario de Acuña. La vida en escritura (Abada, 2022).
Teresa María Ortega López Catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Granada. Especializada en la historia social, política y cultural de la España del siglo XX. Un siglo que ha analizado desde la perspectiva rural y agraria, y también desde la historia de las mujeres y del género. Entre sus obras destacan: Feminismos y antifeminismos: culturas políticas e identidades de género en la España del siglo XX (Universidad de Valencia, 2011, editado con Ana Aguado); La España rural, siglos XIX y XX: aspectos políticos, sociales y culturales (Comares, 2011, editado con Francisco Cobo); Jornaleras, campesinas y agricultoras. La historia agraria desde una perspectiva de género (Prensas Universitarias de Zaragoza, 2015, editora); Mujeres, dones, mulleres, emakumeak. Estudios sobre la historia de las mujeres y del género (Cátedra, 2019, editado con Ana Aguado y Elena Hernández Sandoica), y «Haberlas, haylas». Campesinas en la historia de España en el siglo XX (Marcial Pons, 2021, junto con Ana Cabana).
Mary Josephine Nash. Catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Barcelona. Ha centrado sus investigaciones en torno al estudio de las Mujeres en España. En particular de las mujeres de las izquierda política española y en los feminismos. Entre sus líneas de investigación se cuenta la Historia de las mujeres, discursos y representaciones culturales de género, diversidad cultural y procesos migratorios actuales. También, representaciones de raza, género que cuestionan la conflictividad cultural. Es fundadora de la Asociación Española de Investigación en la Historia de Mujeres y Doctora Honoris Causa por la Universidad de Granada y Universitat Rovira i Virgili. Es autora de varios libros entre los que destacan: Rojas. Las mujeres republicanas en la Guerra Civil (Taurus, 2006), Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos. Segunda edición ampliada (Alianza Editorial, 2012), Feminidades y masculinidades. Arquetipos y prácticas de género (Alianza Editorial, 2014, editora), Represión, Resistencias, Memoria. Las mujeres bajo la dictadura franquista (Comares, 2013, editora)