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Fratelli d’Italia y la utilización de los mitos fascistas en el estudio del pasado nacional:

¿continuidad o ruptura?


Andrea Vincenzini

Universidad de Cantabria (España) vincenzinia@gmail.com/ andrea.vincenzini@unican.es https://orcid.org/0000-0002-4151-8303


Resumen

Con la victoria de Fratelli d’Italia en las elecciones generales del 25 de septiem- bre de 2022, el partido heredero del Movimento Sociale Italiano se ha encumbrado por primera vez en el poder. En este artículo analizamos las raíces ideológicas del partido liderado por Giorgia Meloni, su reivindicación de la figura de Giorgio Almirante y su inserción en el surco posfascista, nacionalista y conservador del panorama político italiano y europeo. Examinaremos después la concepción de la historia de Fratelli d’Italia, que oscila entre la exaltación del 4 noviembre de 1918, fecha de la victoria italiana en la Gran Guerra, y el desprecio disimulado hacia el 25 de abril de 1945, efeméride símbolo de la liberación de Italia del nazifascismo. En este sentido, el principal partido de la derecha italiana propugna los valores de la tradición y de la autoridad, menospreciando la Ilustración y exaltando las raíces grecorromanas y judeocristianas del continente europeo. En este marco, la utiliza- ción de los mitos fascistas se circunscribe únicamente al Risorgimento y al papel de Italia en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, demostraremos como, a pesar de presentarse como un moderno partido de la derecha nacionalconservadora, Fra- telli d’Italia sigue teniendo lazos inconfesables con la extrema derecha neofascista italiana, al tiempo que, a través de sus exponentes más representativos, continúa sir- viéndose de palabras y gestos de veneración pública hacia el régimen mussoliniano.

Palabras clave: régimen fascista, msi, Fratelli d’Italia, nacionalpopulismo, nativi- smo, tradición, autoritarismo.

Resum

Fratelli d’Itàlia i la utilització dels mites feixistes en l’estudi del passat nacional: continuïtat o ruptura?

Amb la victòria de Fratelli d’Itàlia a les eleccions generals del 25 de setembre del 2022, el partit hereu del Moviment Sociale Italià ha pujat per primera vegada al poder. En aquest article analitzem les arrels ideològiques del partit liderat per Giorgia Meloni, la seva reivindicació de la figura de Giorgio Almirante i la seva col·locació al solc postfeixista, nacionalista i conservador del panorama polític italià

Fecha de recepción: 24/07/2023 Fecha de aceptación: 31/10/2023


ISSN: 1889-1152. DOI: 10.1344/segleXX2023.16.12


i europeu. Després examinarem la concepció de la història de Fratelli d’Itàlia, que oscil·la entre l’exaltació del 4 novembre 1918, data de la victòria italiana a la Gran Guerra, i el menyspreu dissimulat cap al 25 d’abril de 1945, efemèride símbol de l’alliberament d’Itàlia del nazifeixisme. En aquest sentit, el principal partit de la dreta italiana preconitza els valors de la tradició i de l’autoritat, menyspreant la Il·lustració i exaltant les arrels grecoromanes i judeocristianes del continent euro- peu. En aquest marc, la utilització dels mites feixistes se circumscriu únicament al Risorgimento i al paper d’Itàlia a la Primera Guerra Mundial.Tot i això, demostrarem com, tot i presentar-se com un modern partit de la dreta nacional-conservadora, Fratelli d’Italia segueix tenint llaços inconfessables amb l’extrema dreta neofeixista italiana, alhora que, a través dels seus exponents més representatius, continua exhi- bint paraules i gestos de veneració pública cap al règim mussolinià.

Paraules clau: règim feixista, msi, Fratelli d’Itàlia, nacional-populisme, nativisme, tradició, autoritarisme.

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Abstract

Fratelli d’Italia and the use of fascist myths in the study of the national past: continuity or rupture?

Through the victory of Fratelli d’Italia in the general election of September 25, 2022, the hereditary party of the Italian Social Movement rose first and foremost to power. In this paper we analyze the ideological roots of the party led by Giorgia Meloni, its vindication of the figure of Giorgio Almirante and its location in the postfascist, nationalist and conservative political panorama of the Italian and Euro- pean political scene.Then we will examine Fratelli d’Italia’s conception of the his- tory, which swings between exaltation of November 4, 1918, the date of the italian victory in the Great War, and the disguised contempt of April 25, 1945, ephemeral symbol of the liberation of Italy from Nazi-fascism. In this sense, the main party of the Italian right advocates the values of tradition and authority, squandering the Illustration and exalting the Greek-Roman and Judeo-Christhian roots of the European continent. In this framework, the use of fascist myths is confined solely to the Risorgimento and the role of Italy in WWI. However, we will demonstrate how, despite presenting itself as a modern national-conservative right-wing par- ty, Fratelli d’Italia continues to have unspeakable ties with the Italian neo-fascist extreme right, while, through its most representative exponents, it continues to exhibit words and gestures of public veneration towards the Mussolini’s Regime.

Keywords: Fascist regime, msi, Fratelli d’Italia, national-populism, nativism, tra- dition, authoritarianism.


§


  1. Introducción


    En una película de 2018, dirigida por el napolitano Luca Mineiro y titulada Sono tornato, un renacido Mussolini, por un inexplicable prodigio de la suerte, reaparecía —con las rodillas y el cuerpo todavía atados por las cuerdas utilizadas para colgarle en Piazzale Loreto— en la Puerta Mágica de PiazzaVittorio, cuna de la multietnicidad de la Roma actual, y enseguida se cruzaba


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    con jóvenes italianos de color preguntándose si se encontraba en Roma o más bien en Addis Abeba. Inmediatamente después, el resucitado Mussolini preguntaba dónde podía coger un bus y, al oír como respuesta que en Piazza Matteotti, reaccionaba con una mueca de asco. En la película, el ex-Duce es representado como un humorista, un imitador que jamás consigue salir de su propio personaje y de su uniforme de primer mariscal del Imperio, y, como tal, es contratado por Andrea Canaletti, un aspirante a director de cine y precario colaborador de un canal de televisión comercial que vislumbra en él a una posible nueva estrella mediática. En la película, los vídeos en que el renacido Mussolini —que visita nuevamente las regiones italianas en una furgoneta amarilla esponsorizada por una marca de mozzarellas— encuentra a los ciudadanos, nuevamente seducidos por sus maneras bruscas y directas, arrasan en las redes sociales. En una escena de culto de la película, el dictador renacido visita junto con Canaletti la sede de un partido italiano neofascista y se percata, disgustado, de que sus afiliados juegan al ping-pong, no tienen ninguna actitud marcial y no han preparado el más mínimo plan para reconquistar el poder. La visita acaba con esta frase lapidaria del Mussolini de ficción: “Que- rido Canaletti, el fascismo era una filosofía de vida, la cultura política por excelencia del siglo xx; en cambio, estos supuestos neofascistas actuales nunca han entendido su verdadera esencia ni tienen ninguna idea política; es más, son la representación más concreta de la nada”. Aho- ra bien, Sono tornato es simplemente una comedia brillante, ni siquiera original en cuanto al guion. De hecho, es el remake de la correspondiente película alemana Ha vuelto, de 2015, en la que el revenant era obviamente el Führer. Sin embargo, la diferencia entre estos dos casos con- siste en que, mientras que los alemanes de hoy consideran a Hitler un innominable tabú —es más, lo definen como el mal absoluto—, para no pocos italianos Mussolini aún representa un mal relativo, es decir, un personaje que se equivocó al permitir que Italia entrase en la Segunda Guerra Mundial, pero que anteriormente “aveva fatto anche molte cose buone”,1 devolviénd- ole el prestigio perdido a la nación italiana. Son esos mismos italianos de hoy en día que, en las entrevistas televisivas y en sus elucubraciones en las redes sociales, invocan con escalofriante desparpajo el hundimiento de las pateras de los inmigrantes o incluso una “dictadura libre, no demasiado dictadura”.2


  2. 1994-2023: con la entrada en política de Berlusconi la derecha italiana gana la guerra de la memoria


    Esta cuestión tiene que ver directamente con un tema todavía más relevante: la banaliza- ción del fascismo llevada a cabo por los gobiernos de derecha y los medios de comunicación afines en los últimos treinta años, es decir, desde la llegada al poder del recién fallecido Silvio Berlusconi. Desde que el exdueño del grupo audiovisual Mediaset entró en la vida política formando la coalición de partidos llamada “Polo de la Libertad”, en Italia se ha asistido a una profunda reinterpretación del pasado. Además de un anticomunismo tan visceral como anacrónico, la coalición de Berlusconi ha apuntalado su cohesión interna en el revisionismo histórico. Así pues, y como ha recordado Aram Mattioli, la política de la memoria revisionista


    1 “Había hecho muchas cosas buenas”.

    2 Fiore, A. (2018).“Sono tornato, anzi non me ne sono mai andato”, Il Critico Maccheronico, 4-2-2018.


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    tenía por objetivo afianzar la interpretación del pasado de la derecha y liquidar la del mundo antifascista (y, por ende, el paradigma de la República italiana libre y democrática como here- dera de la Resistencia al nazifascismo).3 A este respecto, para muchos dirigentes de la coalición de derechas el fascismo fue un régimen de opereta, muy distante de la naturaleza criminal que caracterizó a los regímenes de Hitler y de Stalin. El mismo Berlusconi definió en 2003 el fascismo como una dictadura moderada “que encarceló a algunos opositores, pero que nunca mató a nadie”.4 También un historiador revisionista como Piero Melograni declaró en 2005: “Aunque el fascismo fue profundamente iliberal, no se lo puede comparar con el nazismo o el sistema soviético, mucho más opresivos y sanguinarios. En Italia el ambiente era de relativa tolerancia; se permitía quejarse a los opositores […] y muchos adversarios prefirieron no exi- liarse”.5 En los años noventa, otros historiadores como Alberto Aquarone y Renzo De Felice hicieron declaraciones parecidas. Todos estos estudiosos omitieron que, entre 1939 y 1943, la dictadura fascista exterminó a 500.000 personas en Libia y el cuerno de África y a 400.000 en la Yugoslavia ocupada y en los Balcanes, poniendo en marcha un verdadero genocidio fruto de deportaciones en masa, masacres y campos de concentración.6 No es casualidad que, en 2002, el también historiador Emilio Gentile observara que los partidarios del revisionismo estaban llevando a cabo una operación de “defascistización” del fascismo en la medida en que silen- ciaban los rasgos característicos de la dictadura de Mussolini.7 La tendencia a vaciar al fascismo de su esencia originaria se hizo evidente también en la nueva cinematografía italiana. En este sentido, el estereotipo tan difundido de los italianos como “buena gente” que, a pesar de ve- stir el uniforme militar, no eran capaces de cometer acciones crueles volvió a proponerse en las miniseries Cefalonia (2005) y La mandolina del capitán Corelli (2001).8 En la misma línea, en tiempos más recientes se ha llegado a utilizar también el relato de los fascistas buenos, como Giorgio Perlasca, el comerciante y exmilitar que, aun declarándose fascista convencido, en Budapest salvó la vida de centenares de judíos. El mensaje que se quería proporcionar a los telespectadores era que no todos los fascistas eran antisemitas o racistas.9 Además, en la primera década del siglo xxi, en los ambientes de la derecha italiana la imagen de la dictadura blan- da estaba a menudo asociada a la del régimen que había contribuido a la modernización de Italia, gracias a la creación de barrios futuristas como el eur de Roma, el saneamiento de los terrenos pantanosos del Agro Pontino y la extraordinaria efectividad de la arquitectura fascista. Por no hablar del colonialismo italiano, presentado como “de rostro humano”, de la aplicación supuestamente laxa de la legislación racial de 1938 o de la crítica más o menos velada a la Re- sistencia de 1943-1945.10 En los años de la Segunda República, cuyo inicio se suele fechar en 1993, tres han sido los argumentos esgrimidos por la derecha contra el mito fundacional de la República democrática. El primero es que el armisticio firmado por el general Badoglio con los aliados en 1943 no marcó el inicio de la desvinculación respecto del nazismo, sino que, en opinión del historiador Ernesto Galli della Loggia, representó la muerte del concepto de pa-

    3 Mattioli, A. (2010). “Viva Mussolini!”: La guerra della memoria nell’Italia di Berlusconi, Bossi, e Fini. Garzanti, 77-80.

    4 Ibid., 78.

    5 Ibid., 80.

    6 Ibid., 81-82.

    7 Gentile, E. (2002). Fascismo, Storia e interpretazione. Laterza, 8; Fiori, S. (2008). “Il fascismo negato. Falsi miti e luoghi co- muni”. La Repubblica, 11-9-2008.

    8 Mattioli, A. (2010). “Viva Mussolini”Op. cit., 84.

    9 Véase Focardi, F. (2014). Il cattivo tedesco e il bravo italiano: La rimozione delle colpe della Seconda Guerra Mondiale, Laterza.

    10 Sobre estos temas véase Luzzato, S. (2002). La crisi dell’antifascismo. Einaudi.


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    tria.11 El segundo tiene que ver con la consolidación de la tesis según la cual la Resistencia fue un movimiento minoritario en el que prevalecieron numéricamente los partisanos comunistas, quienes intentaron utilizar la lucha de liberación para instaurar un Estado filosoviético. Por últ- imo, los intelectuales y publicistas cercanos a la derecha lanzaron el relato según el cual la fuer- za histórica de la Resistencia se había agotado por consunción; el antifascismo institucional, sostenían, se había convertido exclusivamente en una ideología funcional para la hegemonía cultural de la izquierda.12 La consecuencia última de esta denigración de la lucha partisana fue la fórmula de la “pacificación nacional”, que así ha descrito Mattioli:

    La retórica de la pacificación de la derecha se apoyaba sobre una condición esencial: cancelar las divisiones nacidas de la guerra civil. En nombre de la pacificación na- cional se tendría que honrar de igual manera a todos los combatientes y a los caíd- os en la contienda. En síntesis, se quería declarar superado el antifascismo como fundamento de la Republica de 1946 y construir un nuevo relato en el que a los vencidos se les otorgase el mismo respeto que a los vencedores.13


  3. Fratelli d’Italia y el retorno de la llama tricolor: entre oportunismo electoral y convicciones ideológicas


    Después de estas consideraciones, más que sobre el peligro del retorno de una ideología aberrante habría que interrogarse sobre la permanencia de un pensamiento arraigado en las vísceras de la sociedad italiana, es decir, la idea —siempre prevalente en tiempos de crisis— de que el sistema democrático ha fracasado en el logro de todos sus objetivos y de que se ha transformado en un cadáver en putrefacción que habría que sustituir por la doctrina, nunca definitivamente proscrita, del Estado fuerte dominado por un jefe carismático.14 En este sen- tido, recordamos como en la parte final de nuestra tesis doctoral15 nos habíamos interrogado sobre si las interpretaciones históricas y, en definitiva, las simplificaciones mitológicas forjadas por los intelectuales del fascismo en su periodo de apogeo dejaron de surtir efecto en Italia coincidiendo con el hundimiento del régimen; o si, más bien, esa reelaboración, esos relatos históricos y esas simplificaciones permanecen todavía latentes en las entrañas del cuerpo social, mantenidas vivas y azuzadas por los partidos de la ultraderecha actual.16

    En este contexto examinaremos sobre todo el caso de Fratelli d’Italia. En relación con tal cuestión consideramos que determinados acontecimientos políticos de estos últimos años nos obligan a dar una respuesta afirmativa a la cuestión de la permanencia de esa reelaboración, de esos relatos y de esas simplificaciones. Sin embargo, hay que matizar que, en el plano históric- o-cultural, la posición del partido de Giorgia Meloni es indudablemente más pobre en cuanto


    11 Galli della Loggia, E. (1996). La morte della patria: La crisi dell’idea di nazione tra Resistenza, antifascismo e Repubblica. Laterza.

    12 Mattioli, A. (2010). “Viva Mussolini”… Op. cit., 145.

    13 Ibid., 167. Sobre este tema véanse también Falsini, L. (2022). Nelle braccia del Duce: Breve storia d’Italia dalla Grande Guerra al fascismo (1917-1923). Donzelli Editore. Falsini, L. (2021). La storia contesa: L’uso politico del passato nell’Italia contemporanea. Donzelli Editore.

    14 Reich, W. (1973). La psicología de masas del fascismo. Ediciones Roca; Parsons, T. (2016). Società e dittatura. Pgreco; Adorno,

    T. (1950). La personalità autoritaria. Pgreco.

    15 Vincenzini, A. (2021). Los orígenes culturales, los mitos y la utilización de las tradiciones históricas sobre la nación en el fascismo y en el primer franquismo [Tesis doctoral, unican].

    16 Acha Ugarte, B. (2021). Analizar el auge de la ultraderecha. Gedisa.


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    a contenido ideológico, más ecléctica y difuminada que el relato fascista de la historia italiana.17 Las elecciones del 25 de septiembre de 2022 encumbraron a la líder de Fratelli d’Italia como la primera mujer en asumir el cargo de presidenta del Consejo de Ministros —aunque ella prefiere que, formalmente, se le siga llamando “presidente”—.18 En este papel, Meloni es el primer presidente que procede de la historia del posfascismo. Sobre las raíces ideológicas de Fratelli d’Italia —partido fundado en diciembre de 2012 y surgido de una escisión del Partido de la Libertad de Berlusconi— hay una disputa importante entre los politólogos, los académ- icos y, más en general, los intelectuales italianos.19 Según Salvatore Vassallo y Rinaldo Vignati,20 la primera generación de los fundadores del Movimiento Sociale Italiano (msi) estaba formada por fascistas, es decir, personas que habían desempeñado un papel relevante o secundario en el régimen de Mussolini, y, sobre todo, en su última encarnación, la Repubblica Sociale Italiana. Estos últimos cultivaban el proyecto y la esperanza de reconstituir el fascismo y resucitar sus pilares ideológicos.21 En definitiva, como ha subrayado Piero Ignazi, el recorrido político y cultural del msi se divide en tres periodos distintos. En el primero (década de los cincuenta y comienzo de los sesenta), el partido, aliándose con los monárquicos y con sectores de notables moderados del Sur de Italia, ofreció su colaboración a la Democracia Cristiana, como muro de contención anticomunista, para frenar toda deriva hacia la izquierda del eje político italiano. Sin embargo, la caída en julio de 1960 del ejecutivo democristiano liderado por Fernando Tambroni (que se formó en el Parlamento también con los votos del msi), la oposición a este Gobierno por parte de la corriente mayoritaria de la Democracia Cristiana, algunos errores del mismo msi y la movilización de la izquierda causaron la quiebra del proyecto, volviendo a colocar al partido en el gueto de la oposición antisistema. La segunda etapa del msi se inau- guró en 1969 con el retorno a la secretaría general del más combativo Giorgio Almirante. Este proporcionó un nuevo ropaje a su formación política, dotándola de las siglas dn, “Derecha Nacional”, y aportándole una imagen menos tenebrosa y nostálgica, que le ayudó a obtener el 8,7% de los votos en las elecciones generales de 1972 (su máximo histórico). Sin embargo, también esta llamarada se agotó pronto a causa de las connivencias vergonzantes del partido con los servicios de seguridad del Estado, con grupos terroristas y golpistas. Desde 1987 hasta 1992, el msi fue liderado primero por Gianfranco Fini, delfín de Almirante, y luego por Pino Rauti, cuya ideología nacionalpopular se alejaba de la imagen moderada y conservadora que intentó proyectar el partido desde 1969. Se entiende por ello que Fini volviera a la secretaría rápidamente, en 1980.

    El joven secretario volvió a encauzar al partido en sus tradicionales postulados de derecha, abandonó la polémica anticapitalista y antiamericana y empezó una navegación tranquila, pero sin la perspectiva de un futuro radiante.22 En este sentido, solamente acontecimientos como el


    17 Ferrari, F. (2021). Fratelli d’Italia tra nuovo conservatorismo e vecchio neofascismo. Transform! Italia, 21-4-2021; Forti, S. (2022).“Prima gli italiani!”. Cambios y continuidades en la ultraderecha italiana: la Lega y Fratelli d’Italia, Revista cidob d’A- fers Internacionals (132), 25-48. https://www.cidob.org/es/articulos/revista_cidob_d_afers_internacionals/132/prima_gli_italiani_cam- bios_y_continuidades_en_la_ultraderecha_italiana_la_lega_y_fratelli_d_italia.

    18 “Meloni ha scelto, è ‘il’ e non ‘la’ presidente del Consiglio”. HuffPost Italia, 22-10-2022.

    19 Sobre este tema véase Vassallo, S. y Vignati, R. (2023). Fratelli di Giorgia, il partito della destra nazionalconservatrice. Il Mulino, y Giubilei, F. (2020). Giorgia Meloni: La rivoluzione dei conservatori. Giubilei Regnani.

    20 Vassallo, S. y Vignati, R. (2023). Fratelli di Giorgia… Op. cit., 25-30.

    21 Sobre este tema veánse Salomone, M. (2007). Nel segno della fiamma: Una storia che viene da lontano. Edizioni wip; Zagami,

    F. (2020). Storia del Movimento Sociale Italiano. Gruppo Albatros.

    22 Todos estos datos en Ignazi, P. (2022). Il polo escluso: La fiamma che non si spegne da Almirante a Meloni. Il Mulino, 411-417.


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    derrumbe del sistema de la partitocracia a raíz del fenómeno de Tangentopoli y la mano tendida del magnate de las comunicaciones Berlusconi sacaron al msi del aislamiento y le evitaron un inevitable declive. Con el punto de inflexión de la fundación de Alleanza Nazionale, la ge- neración de políticos liderada por Gianfranco Fini protagonizó el tránsito del neofascismo al posfascismo del aérea del msi.Y lo hizo integrando plenamente al nuevo partido en el sistema democrático y repudiando públicamente la obra y la ideología del régimen mussoliniano.23 Sin embargo, las afirmaciones de Fini, más que al repudio del fascismo, llevaron a una privatización de su culto, que fue relegado a la esfera privada por los dirigentes y militantes más nostálgicos y reducido casi exclusivamente a ceremonias folclóricas y al coleccionismo de reliquias.24 Aun así, los cuadros intermedios del partido presentes en el congreso fundacional de Alleanza Na- zionale de 1995 seguían ensalzando —entre sus referencias intelectuales— a los maestros de la tradición antidemocrática, como por ejemplo Giovanni Gentile y Julius Evola. En la época actual,Vassallo yVignati han denominado “demócratas afascistas” a los miembros de la tercera y última generación de esta familia ideológica. En palabras de los dos autores, en esta última fase:

    El proceso de integración democrático ha proseguido y el fascismo ha dejado por completo de ser una fuente de inspiración. Ha sido ya definitivamente trasladado al periodo histórico de un pasado irrepetible que tiene poco o nada que ofrecer para orientar la acción política y que, por lo tanto, no requiere ninguna ulterior toma de distancia con respecto a las palabras pronunciadas por Gianfranco Fini, desde “la svolta de Fiuggi” en adelante. Al mismo tiempo, y como reflejo de su memoria colectiva o por otras razones que comparten con una cultura de masas más vasta, a los dirigentes de Fratelli d’Italia se les puede denominar quizás “anti-antifascistas”, en el sentido de que rechazan la pretensión de algunos integrantes del antifascismo de expresar la tabla de los valores de la democracia italiana.25

    En cambio, según la politóloga Sofia Ventura, Fratelli d’Italia es un partido personalizado que oscila entre la derecha extrema y la derecha radical, ya que sus raíces “se sitúan sólidam- ente en el surco posfascista, nacionalista y conservador; características todas estas que no han impedido que este partido ejerza un papel significativo en el panorama político italiano”.26 En opinión de la misma Ventura, el de Meloni es a todos los efectos, no solo en el ámbito de lo simbólico, el tercer partido de la llama tricolor”.27 También Piero Ignazi ha destacado como las “Tesis de Trieste” que adoptó Fratelli d’Italia en 2017, además de vertebrarse en torno a una línea populista, denotan una íntima sintonía sentimental e ideológica con el neofascismo, del cual se reivindica una continuidad ideal:


    23 Ungari, A. (2021). Da Fini a Fini. La trasformazione del Movimento Sociale Italiano in Alleanza Nazionale, 1987-1995. En Ungari, A. y Parlato, G. Le destre nell’Italia del Secondo Dopoguerra: Dal qualunquismo ad Alleanza Nazionale, Rubettino, 209-

    246. En noviembre de 2003, con ocasión de una visita de Estado a Israel, Fini declaró que las leyes raciales de 1938 fueron un mal absoluto cuya responsabilidad era atribuible íntegramente al fascismo.

    24 Ignazi, P. (2003). Extreme Right Parties in Western Europe. Oxford University Press; Ignazi, P. (2018). Fascismo, neofascismo, postfascismo. En Fumagalli, G. y Puttini, S. Destra. Fundación Giangiacomo Feltrinelli, 21-33.

    25 Vassallo, S. y Vignati, R. (2023). Fratelli di Giorgia… Op. cit., 37-38.

    26 Ventura, S. (2022). Giorgia Meloni e Fratelli d’Italia: Un partito personalizzato tra destra estrema e destra radicale. Friedrich Ebert Stiftung Italia.

    27 Sobre este tema véaseVecchio, C. (2021). Fdi e l’inchiesta sulla lobby nera a Milano. SofiaVentura: Da Meloni non arriverà mai la condanna del fascismo. La Repubblica, 4-10-2021.


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    Los tintes más extremos y radicales de las Tesis de Trieste han sido larvadamente edulcorados en 2022; sin embargo, cuando se enciende la polémica política, el grupo dirigente de Fratelli d’Italia continúa exhibiendo todo el arsenal sobera- nista, nacionalista y autoritario. Aun sin renegar abiertamente de casi nada de la experiencia neofascista, en los últimos meses del Gobierno técnico de Draghi, la hábil alternancia de acentos tribunicios y de aplomo institucional le dio a Meloni la oportunidad de ofrecerse como alternativa creíble y, al mismo tiempo, diligente ejecutora de la agenda económica del pasado de ese Gobierno. En este sentido, el sustrato iliberal y populista-conspiracionista del partido anterior a 2022 no ha sido

    superado por revisiones ideológicas convincentes.28

    La idea de la continuidad histórica con el neofascismo fue orgullosamente reivindicada por la misma Giorgia Meloni en un famoso mitin de 2014, cuando declaró: “Fratelli d’Italia lo componen hombres y mujeres que corren de una época a otra, de una generación a otra, lle- vando consigo una llama que no se ha apagado nunca”.29 Toda una declaración de intenciones coherentemente puestas en práctica con ocasión del Congreso de Fiuggi de marzo de 2014, en el que la invitada de honor fue donna Assunta, viuda de Giorgio Almirante.30 En este senti- do, la idea de celebrar el congreso en Fiuggi, localidad del Lacio donde en 1995 se celebró el congreso fundacional de Alleanza Nazionale, tenía el objetivo de recomponer los lazos con la historia del msi. Era como si la escena de la “svolta de Fiuggi” fuera revivida y depurada de los errores que, sedimentándose en el tiempo, habían arrastrado a los herederos del posfascismo al desenlace negativo culminado con la desaparición de Alleanza Nazionale en 2009.31 En esa ocasión, Meloni cerró el congreso apelando, por un lado, a la herencia de la que modestamente se hacía cargo (“No tendré nunca la presunción de estar a la altura de Giorgio Almirante”), y, por otro, destacando el elemento canónico del patriotismo (“Sueño con que los jóvenes lleven las camisetas con las imágenes de Goffredo Mameli”).


  4. Una historia fragmentada: la exaltación del 4 de noviembre de 1918 y el desprecio hacia el 25 de abril de 1945

    Sea como sea, lo cierto es que, en las últimas décadas, se ha ido produciendo una deriva y desplazamiento hacia la extrema derecha del eje político internacional. Sus motivos fueron, por orden cronológico, el estallido de la crisis financiera de 2008; la llegada masiva de los refugiados de Siria en 2015; la victoria del Brexit en 2016; el triunfo de Donald Trump en las elecciones estadounidenses del mismo año y, finalmente, la llegada de Bolsonaro a la presiden- cia brasileña en 2018. En paralelo a este conjunto de acontecimientos, empezaron a resurgir


    28 Ignazi, P. (202). Il polo escluso… Op. cit., 448-452.

    29 Discurso de clausura de Giorgia Meloni pronunciado en el Congreso de Fiuggi (7-9 de marzo de 2014). La llama tricolor es un símbolo inventado por los veteranos de la Repubblica Sociale Italiana que fundaron el Movimento Sociale Italiano. En este sentido, representa la continuidad histórica y cultural de la extrema derecha italiana desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días.Véase De Luca, D.M. (2022). Dal msi a Fratelli D’Italia. La fiamma neofascista che arde ancora nel simbolo di Giorgia Meloni. Domani, 10-8-2022.

    30 Delgado, P. (2022). Giorgia Meloni, la pragmatica idealista cresciuta nel mito di Almirante e della Prima Repubblica. Il Dubbio, 28-9-2022.

    31 Vassallo, S. y Vignati, R. (2023). Fratelli di Giorgia… Op. cit., 103-104. Según Marcello Veneziani, el conservador lleva en sus manos una antorcha encendida porque no es un embalsamador, sino un hombre que quiere encender la esperanza en un mañana mejor.


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    también en Italia demostraciones de orgullo auténticamente fascistas.Y no solo por parte de Casa Pound y de Forza Nuova, que en Italia dominaban el espacio del “movimentismo” extra- parlamentario de extrema derecha, sino también por exponentes de la Lega de Matteo Salvini y por representantes institucionales de Fratelli d’Italia. Aunque desde la llegada de Giorgia Me- loni a la presidencia del Gobierno la retórica neofascista y nostálgica de Fratelli d’Italia se ha moderado bastante merced a un obvio pragmatismo, el mismo partido, en los años precedentes, utilizó descaradamente las reminiscencias del régimen de Mussolini para cosechar éxitos elec- torales, en general lográndolo. Es más, Fratelli d’Italia se siente tan identificado con sus raíces históricas que, todos los años, desde su fundación en 2012 hasta 2021, sus exponentes locales fueron organizando, con el respaldo de la dirección nacional, cenas de conmemoración de la Marcha sobre Roma en varias ciudades italianas.32 Una de ellas se celebró el 28 de octubre de 2019 en el pueblo de Acquasanta Terme, en la que participó también el alcalde de Ascoli Pi- ceno, ciudad de tamaño medio y capital de provincia, Marco Fioravanti.33 Durante la cena, los nostálgicos del fascismo y simpatizantes del partido exhibieron carteles y pancartas, y cantaron canciones en honor de Mussolini. En la carta de presentación de la cena se podía leer:“28 ot- tobre 1922, giorno memorabile e indelebile. La storia si respetta e si commemora”.34 Y a con- tinuación, bien evidenciada, figuraba una cita histórica de Mussolini:“Camminare e costruire, e se necessario, combattere e vincere”.35 A estas vergonzantes expresiones de apología fascista, el grupo dirigente de Fratelli d’Italia añadía la sistemática desmitificación y denigración del 25 de abril, fecha emblemática de la liberación de Italia de la barbarie nazifascista, y del 2 de junio, fiesta de la proclamación de la República italiana, consideradas efemérides demasiado divisivas por los exponentes de la derecha italiana.36 En esta nueva época, caracterizada por la inmediatez de los mensajes que circulan por las redes sociales, era la misma Giorgia Meloni quien precisaba la postura de su partido acerca del relato celebrativo sobre el 25 de abril, apro- vechando a la vez el difuso apego al sentimiento de “italianidad” asociado a la recurrencia del centenario de la entrada en guerra de Italia en 1915. Así pues, en un post de Facebook del 23 de abril de 2015, Meloni recalcaba:

    Vuelve la celebración del 25 de abril con tonos y modos superados desde hace años también en el frente de izquierda, con derroche excesivo de grandes recursos y energías. Me pregunto qué recursos y energías el Estado italiano y el Gobierno están dispuestos a invertir para conmemorar, en el centenario de 1915, a los italianos que se sacrificaron alrededor del río Piave y en las trincheras por la libertad y la unidad de la Nación, consagrando el cumplimiento definitivo del Risorgimento y la definitiva afirmación del sentimiento nacional. Por tanto, el 24 de mayo, Fratelli d’Italia lanzará una gran movilización en todo el territorio nacional para reafirmar

    los valores inquebrantables de unidad, libertad e independencia de la patria.


    32 Dellabella, S. (2020). Elezioni, quanti nostalgici del Duce nelle liste di Fratelli d’Italia. L’Espresso, 14-7-2020.

    33 Milone, M. (2019). Ascoli Piceno, esposto anpi contro la cena di commemorazione della marcia su Roma. Non sono nostalgici ma nuove leve. Il Fatto Quotidiano, 31-10-2019.

    34 Falconi, D. (2019). Fratelli d’Italia organizza una cena su Mussolini nel luogo di un eccidio nazista. Fanpage, 29-10-2019.

    35 Ibid.:“Caminar y construir, y, si es necesario, luchar y vencer”.

    36 Sobre este tema véanse: Polemica sul 25 aprile, Fratelli D’Italia: Ricordiamo i caduti di tutte le guerre e del Covid, la can- zone del Piave al posto di Bella Ciao. La Repubblica, 18-4-2020, y 25 aprile sia festa di tutti i caduti. Polemica per la proposta di Fratelli D’Italia. HuffPost Italia, 18-4-2020.


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    Es más, el 1 de noviembre de 2018, Giorgia Meloni lanzaba la propuesta de restablecer la fiesta nacional del 4 de noviembre, aniversario de la victoria de la Gran Guerra, aprovechando el centenario del acontecimiento: “Es una fecha mucho más unificadora que muchas otras que hoy son fiestas nacionales”.37 Ahora bien, en este ejercicio sistemático de vilipendio de las fechas más representativas de la Italia republicana y democrática, ¿qué similitudes y semejan- zas hay entre la cosmovisión de la historiografía fascista sobre el pasado nacional de Italia y la utilización de la historia llevada a cabo por los herederos del msi? ¿En qué medida los mitos fascistas sobre la historia patria han sido retomados y ensalzados con la misma intención pe- dagógica por los intelectuales cercanos a Fratelli d’Italia? En realidad, hemos hallado algunas semejanzas, pero pocas.Y esto por dos motivos. En primer lugar, Fratelli d’Italia carece de pa- dres nobles, es decir, de renombrados intelectuales orgánicos pertenecientes al mismo ámbito político, a pesar de la tendencia del viejo msi y de Alleanza Nazionale a cooptar a intelectuales de prestigio como Armando Plebe o Domenico Fisichella. Hoy en día, entre los pensadores más orgánicos de la derecha italiana solo podemos citar los nombres de Giordano Bruno Guerri,38 Pietrangelo Buttafuoco39 y MarcelloVeneziani.40 Desde hace tiempo, estos intelectua- les vienen denunciando vehementemente una conspiración globalista niveladora en el ámbito económico y portadora de un multiculturalismo peligroso a expensas de las peculiaridades na- cionales. Sin embargo, el primero se define como un reformador liberal de centroderecha con una visión aperturista sobre temas éticos como la eutanasia, las drogas blandas y las uniones homosexuales. El segundo —a pesar de haber sido en las décadas de 1990 y 2000 un filósofo integrado en el Comité Central del msi (1991-1994) y después en la Asamblea Nacional de Alleanza Nazionale (1995-2003)— comenzó en 2015 a colaborar con un periódico antisistema como Il Fatto Quotidiano y se ha convertido a la religión musulmana. Así pues, se ha vuelto un claro oponente de la visión xenófoba e islamófoba de su expartido de referencia. Por tan- to, solamente Marcello Veneziani puede ser considerado, por historia personal y trayectoria cultural, como un intelectual afín a la formación política de Meloni, siendo uno de los más empedernidos defensores de la permanencia de la llama tricolor en el símbolo del partido. En segundo lugar, y como en muchos otros partidos contemporáneos, la ausencia en el mundo de Fratelli d’Italia de textos clásicos de referencia y, por consiguiente, también de maestros del pensamiento legitimados para definir los principios permanentes, sirve también para garantizar que los valores pueden ser readaptados a las oportunidades y a las circunstancias que la líder y su partido tengan que afrontar en un determinado momento.41 Cabe considerar paradigmática, en este sentido, la transformación estratégica de la Lega de Salvini de partido federalista e in- cluso secesionista en baluarte de la ultraderecha nacionalista en Italia.42 De momento, pues, no existe un texto de referencia único y tampoco un punto firme en la definición de la identidad cultural de Fratelli d’Italia, porque la construcción de esta última se encuentra en un work in


    37 Rubino, M. (2018). Meloni lancia l’offensiva patriottica di fdi: il 4 novembre torni festa nazionale, il 25 aprile è divisivo.

    La Repubblica, 1-11-2018.

    38 Guerri, G.B. (2019). Disobbedisco: Cinquecento giorni di rivoluzione Fiume 1919-1920. Mondadori. Guerri, G.B. (1995). Fa- scisti: Gli italiani di Mussolini: Il Regime degli italiani. Mondadori.

    39 Buttafuoco, P. (2023), Beato lui: Panegirico dell’arciitaliano Silvio Berlusconi. Longanesi.

    40 Veneziani, M. (2002), La cultura della destra. Laterza.

    41 Un referente cultural muy importante en este particular momento histórico es Hungtington, S. (1996). The Clash of Civ- ilizations and the Remaking of World Order. Simon & Schuster.Véase también Gadamer, H.-G. (2012). La herencia de Europa. rba.

    42 Barcella, P. (2022). La Lega: Una storia. Carocci.


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    progress constante. Con respecto a los mitos fascistas, aunque puede parecer paradójico, no hay en la propuesta de Fratelli d’Italia una exaltación enfervorizada de la civilización de la Roma antigua. En su libro autobiográfico, la misma líder no va más allá de una genérica alabanza a la tradición cultural griega y romana y a las raíces judeocristianas de Italia y de Europa. Como hitos clave del desarrollo cultural e histórico de Europa Meloni menciona: el heroico sacrificio de Leónidas y sus trescientos; a los guerreros francos que, guiados por Carlos Martel, derro- taron a la marea islámica en la batalla de Poitiers de 732 d. C.; a Constantino XI, el último emperador de Constantinopla y guerrero legendario, que murió en batalla en 1453, en la ten- tativa de salvar de la desaparición al Imperio bizantino; a las decenas de miles de marineros y soldados de la República de Venecia que pararon el avance del Imperio otomano en las aguas de Lepanto y, finalmente, al rey polaco Juan III Sobieski, quien, encabezando su ejército de húsares alados y cosacos ucranianos, salvó Viena del asedio del Imperio otomano en 1683.43 Ni siquiera en el amplio preámbulo de las Tesis de Trieste de 2017 que fijó la identidad política y cultural de Fratelli d’Italia quedan huellas de los fenómenos y acontecimientos históricos peninsulares más exaltados por la historiografía fascista, como la epopeya de los Comuni de la Edad Media, Dante, Maquiavelo y el Renacimiento. Sin embargo, en las Tesis de Trieste se hace mucho énfasis en el concepto de “patria”, declinado, o bien según la concepción de Ernest Renan (“La patria es un plebiscito de todos los días”),44 o bien como una clara reapropiación actualizada de la idea del Estado Ético de Giovanni Gentile, principal filosofo del fascismo:

    Justamente Giovanni Gentile advertía de que “tierra, vida común, identidad de los usos y de las costumbres, lenguaje y tradiciones son solamente la materia de la que está constituida la nación, que no sería tal si no percibiera en sus entrañas la conciencia de esta materia y no la asumiera en su misma conciencia como el contenido imprescindible de su propia esencia espiritual, ensalzándola a objeto de su propia voluntad”.45

    El punto de arranque central del manifiesto ideológico de 2017 es la defensa de la identi- dad grecorromana y judeocristiana de la civilización europea, que, según Fratelli d’Italia, está actualmente amenazada por los burócratas de Bruselas, el gran capital transnacional y los par- tidos de izquierda; exactamente como ocurrió en el siglo xviii con la Ilustración, que había amagado con desterrar el principio de autoridad en nombre de la razón, falso ídolo de los intelectuales ilustrados.46 En este sentido, que se pueda hablar con ligereza de un modelo único de civilización europea existente desde la noche de los tiempos es muy discutible. Sin embargo, según los dirigentes de Fratelli d’Italia, el hecho de que este supuesto tipo ideal de civilización haya atravesado fenómenos tan diferentes y antitéticos como las guerras de religión de la Edad Moderna, el colonialismo del siglo xix y dos guerras mundiales no es considerado relevante.47 Es más, la retórica patriótica que inunda las Tesis de Trieste se basa en la idea de la nación como

    43 Meloni, G. (2021). Io sono Giorgia, le mie radici, le mie idee. Rizzoli, 120-125.Véanse también Michieli, M. (2022). Giorgia Meloni, con parole sue. Ytali, 24-9-2022, y Del Palacio, J. (2022). “Fratelli d’Italia. Apuntes para un perfil histórico-ideológi- co”, Letras Libres, 28-9-2022. https://letraslibres.com/politica/fratelli-ditalia-apuntes-para-un-perfil-historico-ideologico/.

    44 Fratelli d’Italia (2017).“Tesi di Trieste per il movimento dei patrioti”. https://www.flipsnack.com/fratelliditalia/tesi-di-trieste. html.

    45 Ibid. Según la teoría de Gentile sobre el Estado Ético, este último no se colocaba inter homines, ya que no era el resultado de un acuerdo entre los ciudadanos ni el producto de una elección racional. Por el contrario, el Estado estaba dentro de cada uno de ellos, in interior homine, siendo el fruto de la voluntad del individuo y, por lo tanto, la realización máxima de su libertad.

    46 Sobre este tema véase Ferrari, F. (2022). Meloni: fascista con piel de cordero. Ctxt, Contexto y Acción, 7-9-2022.

    47 Ibid.


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    organismo vivo.Al respecto, la verdadera acta de nacimiento de la identidad italiana se forjó en la crucial victoria militar de Vittorio Veneto, por lo que la Primera Guerra Mundial, antes que el Risorgimento, es el éxito colectivo y fundacional de la nación italiana:

    Cien años atrás, Trieste no era una ciudad italiana. Los ejércitos austrohúngaros y alemanes arrasaban en las llanuras después de la catástrofe de Caporetto, parándose solamente sobre la franja de tierra que corría desde el río Piave hasta el monte Grappa. En ese frente, ante la inminencia de una derrota sangrante, se fraguaba el sentimiento y la toma de conciencia de la pertenencia nacional y de la libertad amenazada. Se puede decir que el verdadero bautismo de la Italia unida fue cele- brado en esos momentos, ya que un Estado unitario, hasta entonces vivido como tal solamente por una restringida élite del Risorgimento, se convirtió en un valor insustituible también para los estratos más profundos de la población italiana gra- cias a esa amenaza y a las energías que supo desencadenar. Los primeros patriotas italianos fueron los dálmatas, los julianos y los friulanos que había en la retaguardia a fin de sabotear las posiciones de los ocupantes extranjeros. Menos de un año después, la reacción victoriosa de ese pueblo finalmente unido levantó la bandera tricolor en Trieste, Gorizia,Trento y Bolzano.48

    En este sentido, es muy importante recordar que también los intelectuales fascistas conside- raban la Primera Guerra Mundial, en palabras de Piergiorgio Zunino, como la bisagra de acero sobre la cual giraba todo el proceso memorial del fascismo, al tiempo que representaba el gran catalizador de las fuerzas nuevas y el evento revelador de la voluntad profunda del país y de sus inmensos recursos morales.49 Así lo había reflejado en Viva Caporetto! La rivolta dei santi male- detti y otros escritos también Curzio Malaparte, representante del bando populista, “nacional- católico”, sindicalista y escuadrista del fascismo provincial, para quien los italianos constituían un pueblo sano, virtuoso y profundamente arraigado a su tierra que, por falta de conciencia cívica, había sido atormentado durante siglos por la tiranía de amos extranjeros y de señores autóctonos.50 Ausente, pues, el pueblo italiano de la historia activa, fue repentinamente arroja- do a la fragua de la Gran Guerra. Por ende, los italianos encararon la Primera Guerra Mundial lastrados por sus deficiencias, su falta de educación política y un espíritu de sorda rebeldía hacia un Estado anónimo y distante.Para Malaparte, la batalla de Caporetto fue el resultado de tal situación: una rebelión de los soldados proletarios de la infantería convertidos en el pueblo de las trincheras contra el Estado liberal. Según Malaparte, la insurrección que siguió a la derrota de Caporetto generó la revolución nacional, de la cual brotó el fascismo. Por lo tanto, el fascismo era una falange revolucionaria que se contraponía al pensamiento moderno. Con el término “modernidad” Malaparte denominaba el proceso histórico, ideológico, político y cultural en el que se vio involucrada Europa a partir de la Reforma protestante, definido por el intelectual fascista como un fenómeno profundamente herético que arrancó con la rebelión luterana contra Roma.51


    48 Fratelli d’Italia (2017).“Tesi di Trieste per il movimento dei patrioti”, op. cit.

    49 Zunino, P. (1985). L’ideologia del fascismo: Miti, credenze, valori nella stabilizzazione del Regime. Il Mulino; Zunino, P. (1991).

    Interpretazione e memoria del fascismo: Gli anni del Regime. Laterza.

    50 Malaparte. C. (1921). Viva Caporetto!: La rivolta dei Santi Maledetti.Vallecchi.Véase también Gentile, E. (1996). Le origini dell’ideologia fascista, 1918-1925. Il Mulino, 352.

    51 Ibid., 355.


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  5. Las palabras de orden de Fratelli d’Italia: nativismo, autoritarismo y populismo


    En los discursos de los dirigentes de Fratelli d’Italia, en la época actual, los nuevos bárbaros modernos contra los que luchar en la batalla decisiva no son ya los protestantes, los liberales y los comunistas, sino los herederos de las ideologías antes citadas, esto es, los nuevos enemigos que quieren violar simbólicamente “el vientre de la madre patria”, encarnados en los lobbies lgbt, el feminismo, los exponentes de las grandes finanzas y de la élite globalista, el llamado “consenso progre” y el fundamentalismo islámico. Es por ello que la idea de la sustitución étnica al estilo del plan Kalergi, causada por el desplome de la natalidad al tiempo que por la supuesta inmigración salvaje, ha sido, desde 2013 hasta 2022, un mantra repetido continuamente por la máquina de propaganda de la ultraderecha radical italiana.52 El canon narrativo y las ideas de fondo de la doctrina de Fratelli d’Italia se hallan de manera habitual en la retórica política de otros muchos movimientos de la extrema derecha actual y —salvando las diferencias, profun- das por la distancia histórico-temporal— también en el relato del fascismo histórico. Como ha recordado Marco Michieli, en dicha narración un potente enemigo externo, en complicidad con un intrigante enemigo interno, amenazaría la integridad de la cultura y de la soberanía nacionales; solo el coraje, la firmeza, la valentía y la límpida virtud de los patriotas podrían impedir esta deriva.53 En este sentido, la visión influenciada por la literatura fantasy anglosajona que Meloni propone obsesivamente a sus simpatizantes se funda en el antagonismo entre el bien y el mal.54 Recordando las palabras de Faramir, uno de los protagonistas secundarios de El Señor de los Anillos de John Ronald Tolkien, Meloni, en su autobiografía, subraya:

    La guerra es indispensable para defender nuestra vida de las garras de un destructor que devoraría cada cosa; pero yo no amo la luminosa espada por su cuchilla afilada, ni al guerrero por su gloria adquirida. Amo solo lo que defiendo: la ciudad de los hombres de Numenor; y deseo que se la ame por todo lo que guarda, es decir, sus recuerdos, su antigüedad, belleza y herencia de sabiduría.55

    Numenor, una antigua isla de la mitología de Tolkien absorbida por las aguas porque sus habitantes habían desafiado a los dioses, es la idea de Italia que Meloni y sus partidarios han visualizado en sus fantasías. En este sentido, los miembros de la derecha italiana post-msi se representan a sí mismos como los Hobbit, los famosos medio hombres de la literatura fantasy que, a pesar de su poca gracia física, salvan la Tierra Media de la maldad de Sauron, el oscuro Señor de los Anillos. Sauron, en la retórica de Meloni, sería la representación de la izquierda italiana.56 Una lógica belicista, esta última, que es extremadamente dañina en democracia. En tal narración, si el adversario político es dibujado con la vieja lógica fascista del enemigo to- tal —es decir, del antiitaliano, propugnador de valores contrarios a los que el partido de Me-


    52 Sobre este tema véanse Forti, S. (2021). Extrema derecha 2.0: Qué es y cómo combatirla. Siglo xxi; Gallego, F. (2007). Neo- fascistas: Democracia y extrema derecha en Francia y en Italia. Debolsillo; Campi, A. (2021). La destra dopo Berlusconi, Rivista Il Mulino (515), 31-42.

    53 Michieli, M. (2022). Giorgia Meloni, con parole sue, op. cit., y Taradash, M. (2021). Stampa e democrazia, la rivolta di Giorgia Meloni contro il mondo moderno, con parole sue. Linkiesta, 15-12-2021.

    54 Meloni,Tolkien y el postfascismo. Communia, 24-10-2022.

    55 Meloni. G. (2021). Io sono Giorgia… Op. cit., 150-152.

    56 Otro referente insustituible de la tercera generación de la llama posfascista es Michael Ende, autor de La historia infinita, otro numen tutelar del mundo “fantasy”. Sobre este tema véase Bettinelli, M. (2021). La storia infinita di Giorgia Meloni: Aspetti linguistici e retorici dello storytelling politico della lider di Fratelli d’Italia [Tesis doctoral, Universidad de Bolonia].


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    loni se jacta de defender—, y si este mismo adversario gana las elecciones, su mandato sería lógicamente ilegítimo.57 De hecho, la líder de Fratelli d’Italia se considera como un valiente soldado de nuestra época que lucha contra el progresismo internacional:

    Al igual que, en la Edad Media, quien luchaba en la primera línea sabía que podía ser el primero en caer, golpeado por un dardo, o quien, durante la Gran Guerra, avanzaba pidiendo a Dios que el cañón no lo alcanzara, yo tampoco desertaré. Hoy dardos y cañones ya no se utilizan, los métodos para dañar al enemigo político son mucho más sutiles y sofisticados. Es la guerra de nuestros tiempos, y yo soy un soldado.58

    Volviendo al manifiesto programático de Trieste de 2017, la interpretación histórica de Fra- telli d’Italia, además de exaltar de manera contradictoria e inapropiada figuras y frases célebres de personajes históricos tan diferentes —entre ellos, Charles de Gaulle y Filippo Tommaso Marinetti—, se caracteriza también por una tan previsible como sospechosa omisión de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. En efecto, el texto de 2017 retoma el hilo del discurso histórico con la época del “Telón de Acero”, exhibiendo un enfervorizado anticomunismo y celebrando el triunfal retorno de Trieste a la soberanía italiana (1954):“Después de la Segunda Guerra Mundial,Trieste estuvo nuevamente en peligro de ser arrebatada a Italia, y nuevamen- te luchó con gran sacrificio para volver a formar parte de nuestra nación, erigiéndose en la última frontera geográfica entre la Europa libre y la Unión Soviética”. Según la definición del politólogo holandés Cas Mudde, Fratelli d’Italia sería un partido de derecha radical o de ultraderecha, ya que en su planteamiento aceptaría formalmente la esencia de la democracia

    —es decir, la participación en la carrera electoral—, pero se opondría a elementos fundamen- tales de la democracia liberal, de manera particular al reconocimiento de los derechos de las minorías, a las libertades civiles y a la separación de poderes59 (como sucede en la Hungría de Viktor Orbán). Los partidos y líderes incluidos en esta categoría serían identificables por dos características, el nativismo y el autoritarismo; en cuanto al populismo, según Mudde, es una característica eventual y añadida a las otras dos.60 En Italia, la Lega de Salvini o Fratelli d’Italia responden a este perfil. Por “nativismo” se entiende una ideología según la cual los estados deben estar formados exclusivamente por miembros del grupo autóctono. En este sentido, el objetivo final de la derecha radical populista sería instaurar una etnocracia, esto es,“una demo- cracia en la que la ciudadanía se funda sobre el criterio de etnicidad”. Por tanto, respecto del término amplio de “nacionalismo”, el de “nativismo” tiene, según los soberanistas, la ventaja de excluir las formas liberales de nacionalismo. Acerca del autoritarismo actual, Mudde lo ha descrito como un sistema cuyos miembros no rechazan en principio las reglas de la demo- cracia, sino que se apoyan en la creencia de una sociedad rígidamente ordenada, en la que las infracciones en detrimento de las autoridades son duramente castigadas.61 A esta concepción

    57 Donà, A. (2022). The Rise of the Radical Right in Italy: The Case of Fratelli d’Italia. Journal of Modern Italian Studies (5), 775-794.

    58 Meloni, G. (2021). Io sono Giorgia… Op. cit., 215-216.

    59 Mudde, C. (2007). Populist Radical Right Parties in Europe. Cambridge University Press. Mudde, C. (2020). Ultradestra. Luiss University Press.

    60 El de la derecha radical es un populismo de tipo identitario, ni justicialista, ni demagógico, en el que el privilegio más grande consistiría en pertenecer al que se considera el mejor pueblo del mundo, con las mejores tradiciones y los héroes más destacados.

    61 Eatwell, R. y Goodwin, M. (2019). Nacionalpopulismo: Por qué está triunfando y de qué forma es un reto para la democracia. Península.


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    de autoritarismo se refería Giorgia Meloni antes de llegar al gobierno, cuando fantaseaba con ficticios e irrealizables bloqueos navales para impedir la navegación de los traficantes de inmigrantes por el mar Mediterráneo, o cuando respaldaba la decisión de Donald Trump de ampliar el muro fronterizo entre Estados Unidos y México para que abarcara toda la frontera sur del país con objeto de impedir a los hispanos la entrada ilegal en el país. Ahora bien, en el debate político actual, muchos comentaristas y políticos que se sitúan en el espacio ideológico opuesto a la ultraderecha siguen calificando de fascistas a líderes como Trump, Bolsonaro o Le Pen. En realidad, como ha observado Miguel González, más bien creemos que estos últ- imos son nativistas, autoritarios y nacionalpopulistas.62 Por su parte, el politólogo Joan Antón Mellón propuso en 2006 seis atributos esenciales del fascismo: antimarxismo, antiliberalismo, ultranacionalismo palingenésico, darwinismo social, ultraelitismo y totalitarismo.63 Además, como destacó Roger Griffin en 1991, uno de los elementos consustanciales al fascismo sería la nostalgia de un pasado mítico que aspira a restablecer y continuar (citando como ejemplos el Imperio romano en el caso del fascismo italiano o el Sacro Imperio Romano Germánico en el del nazismo).64 Aplicando este análisis al caso de Fratelli d’Italia, podemos considerar que Giorgia Meloni y su partido no han fomentado hasta ahora comportamientos ni han legislado en contra de la Carta Magna, pero sí que propugnan restricciones de derechos civiles básicos tutelados por la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea en temas como la protección de los migrantes, las uniones civiles entre personas del mismo sexo y las leyes que regulan el derecho al aborto.


  6. Fratelli d’Italia y las extremas derechas neofascistas: los lazos inconfesables


    Sin embargo, una cosa es el nivel de la percepción a escala política de esta especie de “fasci- smo 2.0” y otra, la preocupante acogida que sus ideas están encontrando actualmente en la so- ciedad italiana y que Fratelli d’Italia no condena, sino que más bien encubre disimuladamente. Semejante estado de cosas lo ha descrito pormenorizadamente Paolo Berizzi, según el cual los nuevos soldados políticos de la ultraderecha son individuos muy jóvenes que empiezan a seguir las huellas del neofascismo gracias a la transmisión del espíritu comunitario que com- parten yendo juntos a conciertos, practicando deportes de contacto o provocando incidentes dentro de los estadios.65 En este sentido, los “corazones negros” de nuestro tiempo se forjan en los círculos deportivos y en los cursos de entrenamiento en montaña. Los escuadristas de los años veinte realizaban su bautismo del fuego destrozando las sedes de los partidos políticos y de las Cámaras de Trabajo de sus enemigos políticos. En cambio, los jóvenes fascistas 2.0 de hoy practican las artes marciales mixtas, el kickboxing, el boxeo, el rugby, el hockey, el moto- ciclismo, el paracaidismo y las inmersiones de buceo; organizan campamentos de capacitación físico-espiritual-militar y fundan incluso grupos esotéricos. Su prueba de iniciación consiste en pegar a los inmigrantes (mejor si proceden del África subsahariana), utilizar los estadios para


    62 González, M. (2022). Vox S. A.: El negocio del patriotismo español. Península; Ferrari, L. (2022). Las elecciones italianas. Re- torno del fascismo o continuidad neoliberal. Hypotheses.org, 11-10-2022.

    63 Mellón, J.A. (2006). Fascismo. En Mellón, J.A. Ideologías y movimientos políticos contemporáneos.Tecnos.

    64 Griffin, R. (1991). The Nature of Fascism. Routledge.

    65 Berizzi, P. (2020). L’educazione di un fascista. Feltrinelli.


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    practicar diferentes formas de violencia de todo tipo o impedir el asentamiento alrededor de los aparcamientos de las ciudades de los gitanos de etnia rom. Según Paolo Berizzi:

    La continua emersión de pulsiones fascistoides, eslóganes y palabras de orden per- tenecientes al siglo pasado, su aceptación tácita y el hecho de que demasiadas veces estas derivas sean toleradas y banalizadas por la política y las instituciones y acep- tadas en el debate público, han empujado a las formaciones de extrema derecha a vislumbrar un terreno favorable para cultivar —setenta y cinco años después de la derrota del fascismo— el retorno de aquella ideología que creíamos encerrada dentro de los libros de historia. Los “negros” han conquistado gradualmente el terreno hasta construir la casa de los vencidos que renacen.66


    No solo esto: como ha mostrado el mismo Berizzi, durante los campamentos de verano organizados para los adolescentes de la educación secundaria, los soldados políticos de la ul- traderecha parlamentaria y extraparlamentaria se encuentran y crean redes y lazos comunes bajo el eslogan futurista inventado por Filippo Tommaso Marinetti (“El futuro se conquista luchando”). Estamos hablando de Casa Pound, Forza Nuova, la Lega y Fratelli d’Italia. Es más, en 2019, durante la manifestación a favor del “orgullo italiano” organizada por la Lega, con la participación de Fratelli d’Italia y del partido de Silvio Berlusconi, los manifestantes neofasci- stas fueron acogidos en la Piazza San Giovanni de Roma entre aplausos y selfis. Los camaradas del nuevo milenio exhibían camisetas con palabras como: “Escuadristas y combatientes con la fe dirigida hacia la Nueva Italia, almas de acero de Italia, bellos como la vida, negros como la muerte”.67 En dicha ocasión, Simone Di Stefano, líder de Casa Pound, zanjando todas las polémicas, afirmó:“Este pueblo de centroderecha nos estima. Este es el momento de la unidad. Estamos aquí para llevar nuestras ideas en el frente soberanista”.68 En esta variada galaxia negra, el estereotipo habitual es la exaltación del individualismo, de la fuerza, de la violencia y de la masculinidad. Lo declaraba abiertamente en 2020 el líder de los Dire Dogs, organización de motociclistas que se inspira en las tradiciones de las ss nazis encabezadas por Himmler:

    Luchad, escupid sangre, hacedlo escupir, poneos en juego y tened como objetivo lo de convertiros en máquina de guerra dotada de una voluntad de hierro, un físico indomable y un espíritu indisoluble. Nosotros abrazamos abiertamente el sacrificio, la masculinidad, y veneramos la violencia como respuesta última. En una sociedad de masas de zombis como esta, es mucho mejor ser recordados como déspotas, saqueadores, renegados y fueras de la ley que no dejar ninguna huella de nuestro paso por el mundo.69

    En esta época de proliferación de las redes sociales, los mensajes de crispación y de odio que los fascistas 2.0 inoculan en la sociedad llegan con mucha facilidad también a través de ellas. Al respecto, la presencia calificada, estructurada e incisiva de Casa Pound, Forza Nuova y Lealtà Azione en Facebook,Twitter, Instagram,TikTok y otros medios virtuales constituye un megáfono de gran importancia que, ciertamente, ha influido en un cambio de sentido común, facilitando la normalización de temas que dañan la calidad de la democracia. Por ejemplo, las


    66 Ibid., 20-21.

    67 Ibid., 194.

    68 Ibid., 194.

    69 Ibid., 121.


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    cinco mil paginas de Facebook que el Observatorio de Antisemitismo censó en julio de 2018 habían ya alcanzado durante su existencia alrededor de dos millones de visualizaciones, de las que sesenta mil tuvieron lugar en el mes precedente a las elecciones de marzo de 2018, una inversión de energías muy notable. De esas cinco mil páginas, poco menos de un millar eran atribuibles a Casa Pound y un número equivalente, a Forza Nuova. Es menester notar que el antídoto ideológico del antifascismo de matriz constitucional al que podían acudir las genera- ciones más cercanas al fatídico año 1945 se halla hoy disponible en una medida mucho menor para los jóvenes de nuestra época. Por tanto, es necesario buscar un recorrido diferente, hecho de reflexión y profundización en el surco de los valores de la Constitución, para evitar que las nuevas generaciones se hallen desarmadas intelectualmente y no puedan afrontar con espíritu crítico los mensajes de la extrema derecha.


  7. Ignazio La Russa y el regreso de las nostalgias fascistas a la escena pública


    Sin embargo, la evidente misoginia de las derechas italianas no choca con el hecho de que el mayor partido de la coalición derechista y consiguiente guía del Gobierno esté encabeza- do por una mujer que recientemente se ha definido como una “underdog”. Aunque Giorgia Meloni es mujer y madre, es aceptada por los neo y posfascistas solo porque exhibe el mismo machismo heredado de la tradición de derechas y se ha mostrado proclive a dar un paso atrás en la política de igualdad. En este sentido, como ha subrayado Steven Forti, Meloni, aun rei- vindicando su condición y papel de mujer —en línea con lo que se ha denominado “femina- cionalismo”—, concibe a la mujer únicamente como madre, un elemento clave para frenar el declive demográfico de la población europea, blanca y cristiana. Si Giorgia Meloni es la líder del partido, Ignazio Benito La Russa, presidente del Senado de la República italiana desde el 13 de octubre de 2022, es el indiscutible número dos.Y es aquí donde estallan todas las ambi- güedades, lagunas e incongruencias del discurso público sobre el fascismo de Fratelli d’Italia. De hecho, al responder a la pregunta sobre las raíces ideológicas de su formación política, Meloni suele comentar de manera oportunista: “No me parece que me haya disociado de la declaración de Fini sobre las leyes raciales del fascismo consideradas como mal absoluto”.70 En cambio, y lejos de dar una respuesta semejante, La Russa se jacta casi a diario en entrevistas y declaraciones de su “pedigrí” fascista. El 15 de septiembre de 2022, una semana antes de las elecciones, durante un debate televisivo, afirmó que “todos somos herederos del Duce”.71 El 9 de febrero de 2023, en una intervención pública, confirmó contundentemente que no tenía ninguna intención de deshacerse del busto de Mussolini que el nuevo presidente del Senado tiene en su casa de Milán y que guarda celosamente por ser un regalo de su padre.72 El último episodio emblemático ocurrió el 6 de marzo de este 2023, cuando el presidente del Senado, de visita en Israel —señal del fuerte acercamiento del cofundador de Fratelli d’Italia a la co- munidad hebrea y, sobre todo, a la derecha conservadora del Likud—, condenó sin medias tintas la Shoa, pero a la pregunta sobre “el mal absoluto de la dictadura de Mussolini” respon-


    70 Florio, F. (2022). Meloni:“Fascismo male assoluto? Quando lo disse Fini non mi dissociai. E su Vox: “Spero che la nostra vittoria gli apra la strada in Spagna”. Open, 20-9-2022.

    71 Coluzzi,T. (2022). Ignazio La Russa dice che siamo tutti eredi del Duce. Fanpage, 15-9-2022.

    72 Ricciardi,V. (2022). Le nostalgie fasciste di Ignazio La Russa, il nuovo presidente del Senato. Domani, 11-10-2022.


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    dió: “Sin comentarios, no estamos en Italia, no podéis perseguirme con el micrófono”.73 En el ámbito de la sociedad civil, el inevitable retorno de la polémica fascismo-antifascismo y el blanqueamiento del primero han conllevado ya graves episodios de violencia, siendo el más emblemático el que se produjo el sábado 18 de febrero de 2023 cerca del Liceo Michelangelo de Florencia, cuando seis estudiantes afiliados a Azione Studentesca, el movimiento juvenil de Fratelli d’Italia, propinaron puñetazos y patadas a dos estudiantes del Colectivo de Izquierdas que distribuían folletos y octavillas frente al edificio del instituto.74 El 21 de abril del mismo año, la directora del liceo, Annalisa Savino, escribió una carta abierta sobre este deplorable acontecimiento, dirigida a los estudiantes, a sus familias y a la plantilla de la institución:

    El fascismo en Italia no ha nacido con los grandes mítines de masas, sino que ha surgido en las extremidades de una acera, con la víctima de un asalto por motivos políticos que ha sido abandonada por transeúntes indiferentes. “Odio a los indife- rentes”, decía un gran italiano, Antonio Gramsci, a quien los fascistas encarcelaron hasta su muerte, asustados como conejos por la fuerza de sus ideas.75

    Una obra interesante que aporta varias claves de lectura para comprender la situación actual en Italia, el retorno de la violencia política y los motivos reales de la estrategia política de Fra- telli d’Italia es la de David Broder.76 Según el historiador británico, es innegable que el partido de Giorgia Meloni presenta “inconfundibles influencias fascistas”; una herencia presente en su relato victimista sobre la historia de la Segunda Guerra Mundial, su celebración de los líderes neofascistas de la posguerra y su redefinición de algunos intelectuales del régimen de Mussoli- ni como genuinos patriotas italianos (Giovanni Gentile). En este sentido, Broder ha subrayado que Fratelli d’Italia, diferenciándose de Gianfranco Fini, no cree necesario abandonar esta reivindicación de continuidad histórica. Además, su grupo dirigente considera también que esta postura no representa en modo alguno un obstáculo para conquistar un amplio consenso y para legitimar su acción de gobierno.77 Sin embargo, el autor ha destacado también que los lazos con el neofascismo no agotan totalmente el perfil ideológico de los herederos del msi, ya que “este partido ha integrado la tradición neofascista en una ideología política más amplia basada en la identidad nacionalista”.78 Ello ha permitido a la formación de Meloni encontrar espacio y visibilidad dentro de un movimiento conservador internacional que se muestra cada vez más preocupado por la decadencia de la civilización occidental, tal y como la entienden los partidos de extrema derecha, es decir, la defensa total y absoluta de la doctrina del supre- macismo blanco. En definitiva, este ambiente nacionalconservador extrae sus propias ventajas de una dramatización del conflicto político: la defensa de la civilización occidental de su destrucción por la acción desintegradora de las élites y de los grupos de la izquierda radical.79 En este sentido, Broder ha escrito que, en dicho relato, el enemigo ya no es el comunismo de cuño marxista o soviético, sino el espectro del comunismo que tiene todavía cabida en varias


    73 Giannini, M. (2023). La fiamma eterna di Ignazio La Russa. La Stampa, 7-3-2023.

    74 Gori, G. (2023). Cos’è successo durante l “aggressione squadrista” al liceo Michelangelo di Firenze. Corriere Fiorentino, 21-2-2023.

    75 Gori, G. (2023). Annalisa Savino, la preside della lettera agli studenti dopo il pestaggio a Firenze:“L’ho scritta perché non abbiamo paura”. Corriere Fiorentino, 23-2-2023.

    76 Broder, D. (2023). Mussolini’s Grandchildren: Fascism in Contemporary Italy. Pluto Press.

    77 Ibid., 64-67.

    78 Ibid., 82-85.

    79 Ibid., 110-115.


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    agrupaciones progresistas, incluso las de orientación liberal.80 En este caldo de cultivo, Fratelli d’Italia ha insertado en su “Panteón de los Conservadores” a un personaje peculiar como Giuseppe Prezzolini, el “anarquista conservador de derecha”, antes fascista y luego autoexi- liado en Estados Unidos, del que el ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano, es admirador.81 Entre los referentes intelectuales de Fratelli d’Italia ocupa también un lugar importante Roger Scruton (1944-2020),82 citado por Meloni en más de una ocasión; Scruton publicó en 2014 su volumen más famoso —How to be a Conservative—, en el que defendía la postura de Edmund Burke, el filósofo inglés que vituperaba la Revolución francesa por representar una rebelión violenta contra las costumbres antiguas de la nación y los valores de la tradición y de la au- toridad. Junto con Scruton, en las raíces ideológicas del partido de Meloni hay también una amplia representación de intelectuales británicos de la misma orientación cultural, como Clive Staples Lewis83 y Gilbert K. Chesterton.84 Ahora bien, es indudable que este juego de equili- brios entre continuidad neofascista e inserción en un cauce nacionalconservador más vasto, a pesar de presentar contradicciones y zonas de sombra, ha contribuido a la normalización de la derecha italiana surgida de las cenizas del msi, un fenómeno que en Francia se ha definido como la “desdemonización” de la extrema derecha. El eclecticismo ideológico y la insistencia en el genérico lema “Dios, patria, familia” permiten a los herederos del msi asegurase el apoyo tanto de los (pocos) nostálgicos del régimen como de la consistente zona gris de población que, desde hace décadas, define al fascismo como una dictadura indulgente y benévola con la única mancha de haber sellado una alianza perjudicial con Hitler.


  8. Conclusiones


Es innegable que Fratelli d’Italia ha ignorado gran parte de la “filosofía de la historia” que el fascismo impuso como relato a la sociedad italiana de su época, recordando como únicos puntos compartidos una pincelada rápida sobre el Risorgimento y el discurso emotivo sobre la Primera Guerra Mundial. En primer lugar, los intelectuales y la historiografía fascistas, aun uti- lizando la historia de manera propagandística, eran capaces de realizar análisis mucho más arti- culados y complejos. En Fratelli d’Italia, así como en la mayoría de los partidos actuales, casi no existen grupos de intelectuales orgánicos. Lo que importa de verdad es llegar al mayor número posible de personas a través de la caja de resonancia de las redes sociales, simplificando y ba- nalizando el mensaje que se quiere transmitir. En segundo lugar, y como ha recordado Emilio Gentile, el ultranacionalismo palingenésico, la práctica del partido-milicia, el culto a la acción, el rechazo del sistema democrático-liberal parlamentario, el imperialismo universalista y el to- talitarismo —todos ellos rasgos auténticos del fascismo italiano del siglo pasado— no volverán a asomarse con idénticas características en nuestro tiempo, y ello porque sus protagonistas volvían de la Gran Guerra, tragedia que había hecho tambalear en profundidad los pilares y las certezas de la sociedad occidental de aquella época. Los protagonistas de las derechas italianas


80 Ibid., 170-180.

81 Vassallo, S. y Vignati, R. (2023). Fratelli di Giorgia… Op. cit., 149.

82 Scruton, R. (2019). Conservadurismo. El Buey Mudo.

83 Lewis, C.S. (2022). Clasicos selectos. Editorial Nelson.

84 Chesterton, G.K. (2010). L’uomo eterno. Rubettino.


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actuales —cuyo ejemplo más representativo es el de Fratelli d’Italia— no vuelven de ninguna guerra, no pueden exhibir ninguna cicatriz, no tienen ansias de imperio, sino que se sienten miembros de una fortaleza asediada por los nuevos bárbaros, identificados por las élites globali- zadoras transnacionales y el fundamentalismo islámico transmitido por los inmigrantes. Es más: como hemos mostrado, para hacer proselitismo y encumbrarse en el poder se apoyan en el nativismo étnico, el desprecio hacia los derechos de las minorías, el populismo nacionalista, el autoritarismo, el culto a la tradición, el irracionalismo y el machismo, todas ellas características que comparten con el fascismo histórico.Y lo hacen explotando la frustración de grupos de las clases medias y bajas desclasadas por las crisis económicas y asustadas por la presión de los grupos sociales subalternos. Por tanto, en un sentido cultural ahistórico, si tomásemos como referencia la clasificación adoptada por Umberto Eco, los dirigentes de las derechas mundiales

—Trump, Bolsonaro, Meloni, Salvini, Orbán, Le Pen, Abascal, etc.— podrían ser catalogados como “Ur fascistas” o como exponentes del “fascismo eterno”.85 Lo cierto es que acerca de Fratelli d’Italia se está recorriendo a la inversa la fase que involucró a la segunda generación de la llama tricolor, es decir, mientras que con la creación de Alleanza Nazionale el fascismo sobrevivió casi en exclusiva como un culto escondido, con la tercera generación de Giorgia Meloni la ideología fascista vuelve a ser objeto no solo de un recuerdo afectivo íntimo, sino de una veneración pública, suscitando el entusiasmo de algunos, la indignación de otros y la apática indiferencia de la mayoría de los ciudadanos; la misma indiferencia que, como ha recor- dado Liliana Segre, es más grave que la violencia misma porque representa la apatía moral de quien “mira para otro lado”.86 Al respecto, concluimos el artículo con las palabras de Francesco Filippi:

La respuesta a la provocativa pregunta “¿por qué somos todavía fascistas?” pasa precisamente por el desarrollo de un discurso público que ha sido antes autoe- xculpatorio y después relativizador: italianos nunca completamente fascistas antes; italianos que han luchado por unos ideales, sean estos fascistas o antifascistas, de- spués.Todo esto proyectado en un pasado que, alejándose cada vez más del tiempo presente, aplana y uniformiza cualquier cosa […].87


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Referencias

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85 Eco, U. (2019). Il fascismo eterno. La Nave di Teseo.

86 En su discurso de inauguración de la nueva legislatura, convocada después de las elecciones del 25 de septiembre de 2022, Liliana Segre hizo un llamamiento a conservar los valores del antifascismo y a vivir con auténtico espíritu unitario y republi- cano las tres fechas símbolo de la Italia surgida de la Constitución antifascista, es decir, el 25 de abril, fiesta de la liberación, el primero de mayo, fiesta del trabajo, y el 2 de junio, fiesta de la República. Finalmente, citando a Piero Calamandrei, afirmó que la Constitución italiana no es simplemente un texto político y jurídico, sino que es el testamento de cien mil muertos que cayeron en la larga marcha por la libertad.

87 Filippi, F. (2020). Ma perche siamo ancora fascisti?: Un conto rimasto aperto. Bollati Boringhieri.


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Andrea Vincenzini es doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Cantabria (2021). Actualmente, es investigador Margarita Salas en la Universidad de Valencia bajo la di- rección de Julián Sanz Hoya. Sus trabajos se centran por un lado en el estudio de los orígenes culturales del Neoliberalismo, y, por otro, en el análisis de la utilización política del pasado en el fascismo y en el primer franquismo. Es autor de El Guadiana Neoliberal. Del New Deal a la Gran Recesión (Editorial Universidad de Cantabria, 2020), y de diferentes artículos entre los cuales destacan “El mito de la hermandad jerárquica en el fascismo intervencionista y en el Africani- smo. Los aristócratas del combatentismo” (Alcores, n. 24, 2020);“El nacionalcatolicismo fascista de José Pemartín: entre el monarquismo circunstancial franquista y el monarquismo institu- cional tradicionalista” (Vínculos de Historia, n. 11, 2022); y “La disputa sobre Maquiavelo entre los intelectuales fascistas y antifascistas durante el “Ventennio”: entre mito nacional y realidad historiográfica” (Historia Social, n. 106, 2023).


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