Inserción de Colombia en la economía mundo y su influencia sobre la construcción del Estado Nación

Autores/as

  • Camilo Domínguez Ossa

Palabras clave:

Colombia, economía mundo, modernidad, revolución industrial, federalismo, centralismo

Resumen

Iberoamérica comenzó su inserción en la economía mundo eurocéntrica desde comienzos del siglo XVI, cuando España y Portugal iniciaron la explotación de sus colonias bajo el sistema mercantilista y con la utilización de mano de obra esclava o servil. Pero, en sí mismos, los territorios conquistados carecieron de una identidad propia por más de dos siglos y medio. Solamente con la densificación del poblamiento en la segunda mitad del siglo XVIII, la introducción de las ideas ilustradas y los efectos, pequeños pero relativamente muy importantes, de la revolución industrial, comenzó a crearse una identidad socio geográfica propia e independiente, que fue aprehendida y canalizada por las élites criollas ilustradas.
Sin embargo, este proceso de autoconciencia necesitó casi un siglo de crecimiento poblacional, construcción de territorios y una dolorosa inserción propia en la revolución industrial para llegar a conformar estados nacionales. En el caso colombiano, vemos que durante el proceso de independencia no existió algo que podamos llamar un verdadero país en conflicto con otro: fueron ciudades-estado, cada una con su propia constitución y sus leyes tratando de organizarse, aunque fuese como provincias, para hacer frente a España. El resultado fue desastroso y solamente se pudo concretar la independencia tras la unificación de los ejércitos bolivarianos. Luego, durante setenta años, lentamente van surgiendo las provincias y regiones hasta que se logra un principio de unidad nacional como fruto del desarrollo de las comunicaciones, el mercado regional, nacional e internacional y una densidad poblacional suficiente para articularse entre sí y con el resto del mundo. El barco a vapor, el telégrafo, los ferrocarriles y la prensa le dieron sentido a una conciencia nacional y, al mismo tiempo, crearon una dependencia neocolonial con Inglaterra y Estados Unidos.
Para comprender estos procesos le hemos dado un peso específico muy alto a dos variables: población y técnica. Para tener un universo un poco más manejable nos concentramos en el Caribe colombiano desde finales de la colonia hasta finales del siglo XIX, pero vamos comparando esos cambios con aquellos que van ocurriendo en el resto de Colombia y en la economía mundial. Es importante tener en cuenta que durante ese período el Istmo de Panamá hacía parte de Colombia y que esta región jugó un papel muy importante en la estructuración del país, especialmente cuando se terminó de construir el ferrocarril entre Colón y Ciudad de Panamá comunicando los océanos Atlántico y Pacífico. Los seguimientos censales, durante ese período nos van mostrando un lento avance poblacional que se hace más rápido a partir de 1850. En la medida que aumenta esa población se expande territorialmente y llena vacíos, articulando, en forma jerárquica, núcleos urbanos antiguos y nuevos, generando la destrucción de las economías autosuficientes y creando mercados. Igualmente, los avances técnicos en las comunicaciones y la creciente articulación de las economías resultantes con el mercado nacional y mundial impulsaron la relación entre regiones que antes se encontraban inconexas y la expansión colonizadora sobre territorios pertenecientes a grupos indígenas o negros, que fueron avasallados o exterminados debido al carácter racista del colonialismo interno.
Debido a que aproximadamente el 85% del país en construcción estaba cubierto de selvas a finales de la colonia y a que esas selvas estaban esparcidas en grandes manchas por todo su territorio, la colonización de los siglos XIX y XX fue simultáneamente centrípeta y centrífuga. Al mismo tiempo que se talaban la mayor parte de las selvas que cubrían los valles y las vertientes entre la cordillera Oriental y Occidental, interconectando los antiguos núcleos de poblamiento hispanizado, se comenzó la expansión centrífuga sobre las fronteras indígenas que habían permanecido libres en sus selvas y sabanas; especialmente hacia la Orinoquia y la Amazonia. Aún hoy ese movimiento centrípeto-centrífugo continúa; las últimas selvas del interior del país están siendo roturadas y sobre las selvas del Chocó, las sabanas de la Orinoquia y la selva amazónica hay un proceso gigantesco de apropiación nacional y transnacional para usar esas regiones para la siembra de cultivos útiles como biocombustibles.
En igual sentido, durante el siglo XIX la pobreza, la falta de población y el poco manejo autónomo en el país de tecnologías de punta, como la construcción de ferrocarriles y canales, la navegación a vapor y la falta de una marina de guerra en la Era de los Imperios, condujo a una dependencia neocolonial que tuvo, y sigue teniendo, consecuencias nefastas para la soberanía y el manejo de nuestro propio destino. Esto, y todo lo anterior, nos impulsa a tratar de comprender los procesos geográfico-políticos que llevaron a la construcción de los espacios sociales de Colombia.

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