Dosier L32 (2026): Encrucijadas identitarias y transformación social: repensar los feminismos en el siglo XXI
La transformación social es una aspiración tan necesaria como propia de las sociedades modernas, sus reivindicaciones han orientado las reflexiones y las movilizaciones tanto de los activismos de los grupos minorizados como de los diferentes enfoques transfeministas, de género, sexodiversos, antirracistas, poshumanistas de las últimas décadas.
Sin embargo, aun cuando los debates y los diálogos producidos en el contexto de estas políticas feministas desafían binarismos de género, desbordan los límites que definen al sujeto del feminismo y conciben la sexualidad y el género más allá de fronteras corporales y biológicas, sus luchas con frecuencia restituyen fundamentos de la epistemología colonial al enmarcarse en categorías identitarias excluyentes y reformulaciones humanistas del sujeto, en aras de una transformación social que se sostiene en las normas y categorías que definen lo que, de acuerdo con Judith Butler, se considera una “vida vivible”. Tal como ha sido entendida por el feminismo hegemónico, blanco y eurocéntrico, esta no solo se define a partir de una mínima condición biológica, sino que también y, sobre todo, adquiere sentido a partir de lo humanamente inteligible y de sus formas de producción, repetición y continuidad sociales, espaciales y temporales. Pero aspirar a una “vida vivible” no es posible para sujetos que, por su color de piel, su sexualidad y/o su estatus migratorio, han sido despojados de su cualidad “humana”, y, además, puede acarrear consigo el riesgo de no problematizar la naturaleza colonial de las categorías desde las cuales nombramos nuestra opresión. Es decir, reducir las luchas políticas a la reivindicación de identidades a través de las cuales se articulan las formulaciones de justicia social no hace más que restituir las categorías de lo humano (androcéntricas, patriarcales, coloniales, heterosexuales, capacitistas) en las que se legitiman dichas exclusiones. “Estas identidades y diferencias, aunque serán importantes para posicionarnos y para construir coaliciones, no pueden ser el centro de nuestra política”, afirma Ochy Curiel, quien además insiste en la necesidad de “consolidar un proyecto común que esté comprometido con una lucha por eliminar todos los sistemas de dominación, construido por múltiples sujetos que hemos estado afectados por la colonialidad”.
Con otros argumentos y desde un lugar de enunciación radicalmente diferente al de Curiel, Paul B. Preciado ha insistido en la necesidad de abolir la inscripción de la diferencia sexual en los documentos administrativos. Sobre todo, a partir de la publicación de Dysphoria mundi, su propuesta defiende que se debe acabar con la paradójica situación histórica de las sociedades del Norte global de haber dedicado las luchas políticas y los deseos de transformación social desde, por lo menos, los años setenta, a reclamar derechos sociales que se sostienen en la producción de identidades estancas, las cuales se amparan en el sistema de pensamiento y socialización de la modernidad colonial, y refuerzan procesos de normalización social en el marco de la diferencia sexual y el cambio de género binario.
En este sentido, es notoria la distancia que han tomado de la noción de género las feministas antirracistas y pos/decoloniales, así como de la aproximación a los modos de opresión que imponen y reducen la matriz de desigualdad a una universalidad sexogenérica. Entre estas feministas destaca, Oyèronkẹ́ Oyěwùmí, quien ha denunciado la “racialización del conocimiento” y ha evidenciado que el género no es una categoría universal que permita explicar las formas de relación y organización social que se establecen en las sociedades no occidentales. Es esta herencia colonial la que nos hace despreciar los saberes del cuerpo. Por eso Verónica Gago propone comprender la violencia contra las mujeres, las lesbianas y las mujeres trans como una red de violencias; para ello demuestra la necesidad de salir del corsé institucional que nos relega a ser solo víctimas para entender las violencias como producto de una conexión orgánica de la que participan la economía, las instituciones, la diferencia laboral, la herencia colonial, etc. Gago sigue a Suely Rolnik en su diagnóstico de la dimensión colonial de la agresión contra el cuerpo feminizado, sobre todo para enfatizar cómo la represión colonial se ha estructurado en torno a la represión del propio cuerpo, de su aptitud de escucha de las fuerzas del presente, y de su poder de evaluación y acción. De allí que Gago señale que “Poder de evaluación y potencia de acción resultan dos claves prácticas poderosas de los saberes subalternos y de una epistemología feminista”. Los saberes del cuerpo “Son saberes-poderes estratégicos” que operan “tanto en el repliegue defensivo como en la persistencia del deseo de desobediencia”. Pero el cuerpo no solo articula una epistemología feminista en su aptitud de escucha del presente, sino también en la relación con el pasado y la ancestralidad de la diáspora negra: “Ante todo somos negrxs, cimarrónicxs y eso está en el canto a nuestras muertas, en las oraciones a nuestras deidades”, celebra iki yos piña, un cuerpo en resistencia cuyo saber se define a partir de registros alternativos que reconocen la presencia de la espiritualidad en lo que Castiel Vitorino Brasileiro denomina el “tiempo singular: el tiempo de la sonrisa, del llanto, del placer, de la gastritis” y en el que la materialidad está en “transformación perpetua”, en una fuga que nos conecta con la memoria de la tierra.
En un contexto teórico y político en el que el antirracismo y la crítica a la modernidad y epistemología coloniales continúan siendo marginales, resulta necesario repensar e indagar cómo los feminismos articulan sus propuestas, activismos y lenguajes para una transformación social. En este sentido, si las luchas y teorías arraigadas en la identidad han demostrado sus límites y exclusiones, resulta fundamental preguntarse ¿cómo nombrar y combatir las desigualdades? ¿Hacer feminismo a partir de la identidad —incluso en el cuestionamiento del binarismo de género— no es otra manera de perpetuar los privilegios en los que se sostiene el pensamiento blanco y eurocéntrico? ¿Cómo se constituye el sujeto del feminismo? ¿Qué distingue a las teorías feministas producidas desde el Sur global en su articulación de modos de pensamiento colaborativo? ¿En qué medida los feminismos producidos desde el Norte global dialogan y contribuyen con dichas propuestas y activismos?
Por otra parte, ¿qué hacemos con las diferencias? ¿Cómo aspirar a la transformación social sin recaer en los peligros del esencialismo identitario y de su humanidad inteligible? ¿Qué posibilidades epistemológicas emergen de estos debates? ¿En qué medida los relatos de ficción —literarios, fílmicos, históricos— y las producciones artísticas y performativas de las últimas décadas ofrecen alternativas para pensar vías de transformación social que no se limitan al debate identitarismo vs. antiidentitarismo?
Esta convocatoria aspira a contribuciones que reflexionen sobre estas preguntas, contradicciones, encrucijadas y propuestas en la textualidad y la cultura, con el fin último de repensar cuál es el lugar de la producción intelectual, artística y activista feminista y cómo se reorientan sus aportaciones en el marco de los cambios y tensiones políticos y sociales que atraviesa el saber institucional en el siglo XXI.
La edición del dosier correrá a cargo de la Dra. María Teresa Vera-Rojas (Universitat de les Illes Balears).
Los artículos, escritos en catalán, castellano, gallego, euskera, inglés, italiano, francés o portugués, deberán ajustarse a las normas de la revista y se enviarán a través de su sitio web antes del 15 de septiembre de 2025.
Las normas de publicación y el índice de números anteriores pueden consultarse en: https://revistes.ub.edu/index.php/lectora/information/authors
Bibliografía citada
Butler, Judith (2006), Deshacer el género, Patrícia Soley-Beltran (trad.), Paidós, Barcelona [2004].
Curiel, Ochy (2021), “A propósito de las protestas sociales en Abya Yala”, Ochy Curiel y Diego Falconí Trávez, Feminismos decoloniales y transformación social, Icaria, Barcelona: 61-91.
Gago, Verónica (2019), La potencia feminista. O el deseo de cambiarlo todo, Madrid, Traficantes de sueños.
Oyěwùmí, Oyèronkẹ́ (2024), “Conceptualizar el género: los fundamentos eurocéntricos de los conceptos feministas y el reto de las epistemologías africanas”, Feminismos antirracistas: relecturas para el siglo XXI, María Teresa Vera-Rojas (ed.), Toni R. Juncosa (trad.), Icaria, Barcelona: 31-45 [2002].
piña narváez, iki yos, “Mi cuerpx es una derivación ancestral”, The Backroom. Museo Tamayo.<https://www.museotamayo.org/thebackroom/iki-yos-pina-narvaez>.
Preciado, Paul B. (2022), Dysphoria mundi: el sonido del mundo derrumbándose, Barcelona, Anagrama.
Vitorino Brasileiro, Castiel (2019), “Conversación con Castiel Vitorino ‘El trauma es brasileño’”, entrevista con Diana Lima, C& América Latina, 12 ago., 2019. < https://amlatina.contemporaryand.com/es/editorial/trauma-brasileiro-castiel-vitorino/>.